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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El grupo The Verve devuelve toda su intensidad al pop británico

La banda ofreció un multitudinario concierto en Londres

Mikel López Iturriaga

Era un grupo difunto hace apenas dos años. Hoy es la banda con más proyección de Gran Bretaña y amenaza con disputar la corona de Oasis en el pop de este país. La resurrección de The Verve es uno de los casos más insólitos en la música de los noventa: tras haber publicado dos elepés, su líder, el cantante y compositor Richard Ashcroft, decidió disolver la formación en 1995 por diferencias entre sus miembros. The Verve mostró sus facultades el viernes en Londres, con una intensa actuación en el Brixton Academy, que se llenó hasta la bandera para recibir a estos hijos pródigos.

En 1997 el grupo anunció u reaparición y publicó el agridulce Urban hymns, un disco que asombró por su grandiosidad emocional. El álbum ya es un éxito en toda Europa -en España se han vendido 95.000 copias-, y ha permanecido durante semanas en el primer puesto de la lista británica de discos más vendidos.La actuación puso de manifiesto qué marca la diferencia entre esta banda y la mayoría de los conjuntos del brit pop: mientras éstos se entregan a vacíos ejercicios de estilo revivalistas, The Verve sorprende por la capacidad de conmover de muchas de sus canciones y la entrega de un cantante con madera de mito y una garganta bien dotada. Puede que pequen de lineales y puede que su estilo no sea excesivamente original, ya que se limita a recuperar las esencias del rock ácido de los sesenta, con especial afición al saqueo de la herencia de los primeros Pink Floyd.

Pero The Verve impregna aquellas visiones psicodélicas de un barniz rítmico propio de los noventa, y las actualiza con una potencia sonora no recomendada para los que sufran del oído. Y, sobre todo, revive el aspecto más sombrío de aquellos días alucinados con sentimiento y con el alma que les falta a muchos de sus compatriotas contemporáneos.

Sin duda, la propuesta musical de Ashcroft es mucho más difícil que la de los Gallagher de Oasis, un hecho que se deja sentir en el trasvase de sus creaciones al directo. El público predominantemente veinteañero y masculino que abarrotó este inmenso teatro reconvertido a sala de conciertos permaneció estático y algo frío en la mayor parte del recital. La audiencia sólo pareció reaccionar cuando llegaron las canciones más populares como Drugs don't work, Sonnet o Bitter sweet simphony.

La parca puesta en escena con unas pocas luces estroboscópicas y una pantalla de vídeo sobre la que se proyectaban vistas de ciudades o estampas callejeras nocturnas, no incitaba demasiado a la diversión. Pero The Verve quiere basar su juego en canciones ceremoniosas, no en adornos ni florituras. Todo la atención se debe centrar en la banda, más concretamente en la envolvente labor del guitarrista Nick McCabe y en el tremento carisma de Richard Ashcroft.

Este hombre de 26 años, originario del sur de Inglaterra y aficionado a la mística, ha sufrido años de pésima suerte y ahora declara estar dispuesto a que el mundo se rinda a sus pies. The Verve ha vivido mucho y malo en su corta carrera, múltiples accidentes de sus miembros, peleas, inestabilidad mental y colapsos por drogas.

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Sobre la firma

Mikel López Iturriaga
Director de El Comidista, web gastronómica en la que publica artículos, recetas y vídeos desde 2010. Ha trabajado como periodista en EL PAÍS, Ya.com o ADN y colaborado en programas de radio como 'Hoy por hoy' (Cadena Ser), 'Las tardes de RNE' y 'Gente despierta'. En televisión presentó programas como El Comidista TV (laSexta) o Banana split (La 2).

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