Guerin estrena un filme mudo donde el espectador debe imaginar la historia
Homenaje del director catalán al cine
Se llama Tren de sombras y tiene de todo menos voz. Pero con esta ausencia de palabras, el director catalán José Luis Guerin (Barcelona, 1960) ha querido que su tercer largometraje devuelva al espectador la "virtud de la ensoñación". Ocho meses ha esperado para que alguna distribuidora se animara a presentar esta película muda, que será estrenada en Madrid y Barcelona el 23 de enero. Todo ello a pesar de que ha participado en festivales como el último de Cannes, donde ha recibido las mejores críticas. "Es una película en la que espectador es el correalizador, porque tiene que imaginar la historia que hay detrás de las imágenes" ,dice.
Un texto de Gorki sobre la presentación del cinematógrafo en Moscú reforzó su idea: "No es la vida sino su sombra, no es el movimiento sino su espectro silencioso... pero también éste es un tren de las sombras". La película nació con el hallazgo de unas viejas bobinas de cine familiar. "Pretendí darles una explicación", cuenta Guerin, autor de las películas Los motivos de Berta e Innisfree. Después el realizador añadió otro incentivo a su último trabajo "más secreto e ilusorio", como él lo llama: "La posibilidad de llegar a sentir algo de aquellas presencias filmadas y ajenas".El resultado es una película experimental muda donde las imágenes, los sonidos y la música buscan capturar, según su director, la fugacidad del tiempo, los efectos de lo efímero". "Es una presencia y simultáneamente signo de ausencia. Es una película de indagación", añade. Y su forma de rendir un homenaje a los 100 años de vida del cine.
Tren de sombras empieza en 1930 con la presentación de un modesto documental familiar recuperado; de esos con niños corriendo por el jardín, del paseo al río con los mayores, de la cordialidad con el servicio, de las gracias de todos ante la cámara. Después la cámara en color empieza a desandar aquellos espacios y a sugerir las historias que guardan detrás.,"El intento por recuperar algo de esas imágenes primigenias, que a diferencia de las del cine actual, producen una más nítida y espontánea ilusión oculta: recuperar a los muertos", afirma Guerin. "Un asunto aparece inherente a la imagen cinematográfica en su cualidad de 'embalsamar el tiempo', la bella designación de Bazin".
Entonces es cuando el espectador ejerce su función correalizadora, al crear su propia historia sobre lo que está viendo y de los sonidos espontáneos de la vida.
Babelia
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