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Calvin Klein debuta en la pasarela milanesa de la moda

En moda masculina, también Italia marca la pauta. ¿Cómo si no podría explicarse la afluencia de grandes firmas internacionales en las pasarelas de Milán? El último de los debutantes ha sido Calvin Klein, el rey del estilo americano, que causó escaso revuelo en Milán. Sus trajes con chaquetas estilo pijama, aunque elaboradas en cachemire, y sus chalecos de napa quedaron un tanto oscurecidos por la belleza de la colección de Prada.

La importancia de esta semana de la moda masculina se ha dejado sentir en el enorme espacio reservado a los desfiles de Milán en la prensa y televisión italianas -también en la internacional- y en el despliegue hecho por los suplementos de los diarios normalmente dedicados a la mujer. Los hombres, en su conjunto, pero sobre todo los hombres jóvenes, son el objeto deseado de una industria que no se da por vencida pese a la timidez masculina y vuelve una y otra vez a la carga decidida a hacerles consumir con el mismo frenesí que a las mujeres.

Sobrias joyas

Entre las colecciones más desconcertantes, la de Laura Biagiotti, que ofreció una especie de revival del estilo indumentario del duque de Windsor.

Pero, junto a los abrigos con cuello de piel, los bastones de maderas delicadas, los trajes impecablemente cortados en telas de sobrios colores, la Biagiotti se permitió el lujo de lanzar a la pasarela unos desconcertantes pantalones de cuadros de los más variados escoceses, algunos de ellos con corte marinero que difícilmente hubiera elegido el famoso duque.

La línea juvenil de Versace, Versus, se valió del gancho de la música para presentar una colección que se basa sobre todo en los tejidos -la mayoría imposibles- y en la belleza del modelo. A estas alturas de los desfiles se aclaran un poco las tendencias propuestas.

Arman¡ -cuya firma ha informado que su margen de beneficio, un 29,2%, es el segundo mayor de Italia, basándose en un estudio realizado por el bando de inversiones Mediobanca- propone las chaquetas con capucha y las joyas masculinas -aunque muy sobrias y discretas- Biagiotti- -aparte de los pantalones escoceses- propone el regreso de los calcetines cortos, es decir, los que apenas superan el tobillo; Versace, el strass en las chaquetas, mientras Prada apuesta por una elegancia que se basa en los tejidos y el corte, que prima las chaquetas desestructuradas.

Pero no todo lo visto en Milán pretende conquistar a la audiencia masculina. Algunos modelos -como en el caso de los desfiles femeninos- sólo están pensados para llamar la atención, poner un detalle de color, alcanzar un grado de osadía que escandalice, siquiera a los periódicos, y otorgue un poco de notoriedad más a la firma. A la hora de las ventas, las cosas cambian sensiblemente.

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