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Plácido Domingo abre en Washington el año operístico con 'Doña Francisquita'

El tenor apadrina el estreno de la zarzuela de Amadeo Vives

, Plácido Domingo desplaza su corpulencia por el patio de butacas del teatro Eisenhower, en el Kennedy Center. "¿Puedes alzar la voz, por favor?"; "Acércate más a la orquesta; más, más; así, muy bien"; "Alguien se ha demorado dos compases..." Sin perder ni los modales ni la sonrisa, el tenor está velando por el último ensayo general de Doña Francisquita, la zarzuela que, mañana, abre el año operístico en Washington.

Se nota que Domingo se lo está pasando en grande. Por la mañana ha ensayado en el Metropolitan de Nueva York su papel en el Sansón que allí se estrenará en febrero, y de ahí la barba de pocas semanas que luce. Por la tarde ha cogido el avión a Washington para seguir de cerca los últimos toques de la puesta en escena de Doña Francisquita.Domingo no dirige esta zarzuela de Amadeo Vives -lo hace su amigo Emilio Sagi- ni tampoco la interpreta; pero, en su calidad de director artístico de la ópera de Washington, él es quien la ha colocado de modo tan preeminente en la programación. "No es un chiste", dice durante una pausa. "Yo quiero darle al público de Washington lo que considero que son obras de gran calidad, y esta zarzuela es de gran calidad".

Resulta, no obstante, muy divertido escuchar a orillas del Potomac, en el corazón del imperio, el siguiente canto: "¡Qué alegre es Madrid en Carnaval! El pueblo de Madrid encuentra siempre diversión, lo mismo en Carnaval que en Viernes de Pasión". O darse cuenta de que los personajes de esta zarzuela emplean "botarate" como el mayor insulto dirigido a un varón y "casquivana, coqueta" como lo peor que puede decirse de una mujer. O ver las pantomimas de tipos tan castizos del siglo XIX madrileño como la pastelera, el barquillero, el cura, las modistillas, los tunos y los guindillas.

Riesgo

"Doña Francisquita", dice Plácido Domingo, "aporta con mucha viveza toda la alegría de Madrid. Tiene un libreto delicioso, basado en La discreta enamorada, y la música del maestro Vives es exquisita". El tenor reflexiona durante un instante y prosigue: "Yo sé que me arriesgo al presentar aquí una zarzuela, y sobre todo porque yo no canto. A lo mejor a la crítica de Washington no le gusta, pero creo que nuestro género lírico tiene un gran valor y estoy seguro de que el público va a salir contento, lo va a entender bien".A Plácido Domingo no le pasa lo que a Cardona, uno de los protagonistas de Doña Francisquita, del que su amigo Fernando dice: "No puede ver a una hermosa quien ciego por otra está". Su amor por la ópera jamás ha afectado al que siente por la zarzuela. "Yo", recuerda, "he nacido en la zarzuela, hijo de padres que eran exponentes del género lírico".

En cambio, a Domingo puede aplicársele otra cita de la zarzuela, unas palabras de la pastelera doña Francisca: "¿Quién es ese joven, indiano o de Las Vistillas?". El tenor es ambas cosas: americano y madrileño. Ahora apadrina el estreno en Washington de esta zarzuela, el mes próximo comienza a cantar en Nueva York Sansón -que también interpretará en 1999 en el Real- y siempre está a caballo entre Europa, América Latina y Estados Unidos.

Plácido Domingo fue nombrado director artístico de la ópera de Washington en 1995. Aceptó el cargo con la condición de no verse obligado a vivir en la capital norteamericana, aunque viene aquí con frecuencia. "Desde el pasado octubre", dice, "he pasado más tiempo en Washington que en ningún otro lugar del mundo". Y en su querido Nueva York, donde también regenta un restaurante y donde, a través de una grabación, invita a los pasajeros de los taxis a abrocharse el cinturón.

El prestigio del tenor español es uno de los principales elementos de la actual promoción de un espacio específico para la ópera en Washington. El proyecto, informa Domingo, costará unos 30.000 millones de pesetas, de los que se ha recaudado de fuentes privadas la cuarta parte. De momento, la ópera sigue siendo huésped del Kennedy Center.

Allí, mañana, en el teatro Eisenhower -1.100 butacas-, dos compañías comenzarán a alternarse durante un mes representando una zarzuela que, según la publicidad, es "uno de los tesoros nacionales de la música española" y tiene "arias elegantes, ardientes duetos amorosos, chispeantes conjuntos y coros exuberantes.lsabel Monar encarnará a Francisquita.

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