Umberto Eco presenta la muestra que Venecia dedicará a Picasso
Umberto Eco reivindicó ayer la italianidad de un pintor francés llamado Pablo Picasso". Lo hizo con mucho sentido del humor, riéndose de los críticos, capaces de ver influencias en cualquier texto u obra. "Italia es un país que siempre ha atraído a los franceses, desde Asterix hasta Dominique Fernández" dijo, al tiempo que se extendía sobre "el periodo rosa y el periodo azul de Gerard de Nerval, un fenómeno que hasta ahora ha escapado a los especialistas y que se produjo a raíz de la visita del poeta a Pompeya y Herculano". Azules y rosas son los arlequines que, a partir de marzo de este año, podrán verse en el Palazzo Grassi de Venecia, en el marco de la exposición Picasso 1917-1924.El comisario de esta muestra que se prolongará durante cuatro meses es Jean Clair, director del Museo Picasso de París, que recordó que "Picasso viaja a Italia de la mano de Jean Cocteau, para realizar los decorados del ballet Parade, ideado por el poeta, musicado por Satie y montado por Diaghiliev. Durante tres meses trabaja en un taller de via Margutta y visita Nápoles, Pompeya y Florencia. De esa estancia surge el periodo más feliz de la obra de Picasso, ligado a la música y la danza".
200 obras de 10 países
Más de 200 obras correspondientes a este periodo feliz son las que ocuparán las 25 salas del Palazzo Grassi, en el Gran Canal. Provienen de 44 museos o coleccionistas privados de 10 países distintos. "No ha sido nada fácil obtenerlas", explica Clair, "y no les diré quién ha sido el primero en tener la generosidad de prestar sus obras maestras. Una vez ésta se pone en marcha, los demás propietarios acceden, pero al principio parece imposible". La idea de la exposición es reivindicar no sólo esa italianidad de la que hablaba Eco, a la que ya se refería Eugenio d'Ors y que para Clair se traduce, entre otras cosas, en una invasión de formas pompeyanas, y de personajes de la Comedia dell'Arte, sino también explicar la plenitud de una fase en la que conviven las últimas exploraciones cubistas con una reconciliación con el clasicismo y la mediterraneidad.Para el Palazzo Grassi, que mantiene una programación en la que se alternan los temas o los autores modernos y contemporáneos -de Van Gogh a Andy Warhol- con la revisión de culturas -los celtas, los fenicios- o los grandes movimientos -el futurismo, el expresionismo-, este encuentro con Picasso equivale "al mayor desembolso asumido hasta ahora en cuestión de seguros".
La exposición se abrirá y cerrará con dos telones de teatro, el ya citado de Parade, de 1917, y el de Mercure, de 1924, que acaba de ser restaurado y lleva más de 30 años sin ser expuesto. "En un caso las grandes dimensiones -17 metros de largo por 11 de alto- y en el otro su mal estado", cuenta Clair, "han mantenido ocultas esas dos obras maestras. Si estuviesen en manos de estadounidenses, ya habrían levantado un museo para mostrarlas".
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