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Entrevista:

"Compongo solamente para virtuosos"

, El virtuoso violinista y director de orquesta nació en Francia en 1930, creció y se formó en los Estados Unidos, empezó a dirigir a los nueve años, estudió matemáticas y filosofía, escribió cuentos cortos que no publica y tuvo éxito con un guión para una película muda que fue premiada por su humor. Pero aunque lo hubiera deseado, hasta hace cinco años no se había atrevido a componer, porque se. sentía inhibido por su exagerado respeto hacia los grandes genios de la música que tan bien conoce. Ahora, el director permanente de la Orquesta Filarmónica de la Radio Televisión de Baviera, da a conocer una de sus propias composiones en una ira europea con a Filarmónica e Viena. Actuará el 17 de enero en Las Palmas de Gran Canaria, el 8 en Tenerife y 19 en Madrid.

En las islas Canarias, Maazel presentará su Concierto para obra y orquesta, opus 11, flanqueado por un repertorio clásico con la obertura de Oberon, de Karl Maria von Weber y la Primera sinfonía de Gustav Maliler, mientras que en Madrid el programa incluye, además de su composición, la obertura de Rosamunde, de Franz Schubert, así como la Rapsodia española y el Bolero de Ravel.

Pregunta. Desde que en 1961 trabajó usted por primera vez con la Filarmónica de Viena, han interpretado juntos cientos de conciertos, pero ésta es la primera vez que dirige una obra propia. ¿Cómo lo han acogido sus músicos?

Respuesta. Ha sido formidable. No han tenido ningún prejuicio ni a favor ni en contra. O sea que el trabajo no tuvo obstáculos. Escribo con mucha rapidez y no suelo corregir nada. Pero inmediatamente después, me resulta desagradable dirigir mis propias composiciones. Es como si leyeran mi diario íntimo por radio. Pero en este caso es diferente, ahora me siento distante como si la obra fuera de otro porque han pasado ya dos años desde que la compuse.

La iniciativa para esta gira con la Filarmónica de Viena fue del solista Wolfgang Schulz, quien me dijo que le gustaría interpretar el Concierto para flauta porque le pareció un reto interesante, concebido para una flauta virtuosa. Yo solamente compongo para virtuosos.

P. ¿Es una forma de defensa?

R. Claro [se ríe], de esta manera los malos intérpretes no se atreven a tocar mi música. El Concierto para flauta y orquesta lo hice especialmente para el flautista James Galway y los estrenamos con él en Pittsburgh. GaIway tiene mucho humor, entiende la parodia y la ironía pero también lo serio. Intenté escribir las partituras con una sonrisa y creo que lo logré. La obra es jovial, tiene ligereza, pero en la mitad hay un tema melancólico muy sencillo, que gusta al público y muchas veces lo repetimos como bis al filial del concierto.

P. Además del Concierto para flauta, ya ha presentado un concierto para chelo y otro para violín. ¿Se puede decir que éstos tres tienen alguna intención en común?

R. Sí, en primer lugar, el esquema con protagonistas opuestos: el solo y la orquesta. El Concierto para violín y orquesta lo interpreto yo, mientras que el Concierto para violonchelo y orquesta lo realicé por deseo de Mstislaw Rostropovich, que fue quien me animó hace cinco años a lanzarme a componer. Rostropovich, con su espíritu teatral, supo compartir inmediatamente mi visión de esta obra apocalíptica, donde se escucha el amargo fin del mundo. Después de la destrucción viene el desierto, pero al final, en el aparente vacío, se oye un brote de vida.

Si en los tres conciertos el solo defiende el bien -la belleza, la integridad del individuo y la sinceridad- frente a una orquesta que intenta destruir, corromper, denigrar, oprimir y torturar al solista. La orquesta representa la imagen amenazadora de la masa. Muy a menudo, la agrupación de seres humanos tiene resultados devastadores, aunque también hay grupos que dan frutos muy positivos. En la unión hay una fuerza enorme en ambos sentidos. Con mis composiciones estoy hablando del equilibrio del universo y de la tensión de esa lucha permanente. Como podemos ver también en la actualidad, los malos tienden a ser peor y los buenos se esfuerzan cada vez más. No se sabe nunca quién va a ganar.

Yo soy más bien optimista y nunca doy lo que no escucho por dentro. Tengo mucha autoconfianza y sé lo que quiero. No quiero ser uno más de los muchos que escriben notas por puro albedrío, ni tampoco intento ser original. Lo seré, simplemente, si mi música tiene nivel.

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