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El Ermitage expone las obras de Fabergé, el joyero de los zares

Faltan los huevos de Pascua que Nicolás II solía regalar a su madre y a su esposa. Pero es una ausencia premeditada en la mayor exposición en 95 años de la obra de Carl Fabergé, el joyero de los dos últimos zares, que se exhibe en el Museo del Ermitage, de San Petersburgo. Durante diez meses, el público tendrá acceso a más de 150 piezas de exquisito diseño, presentadas en el salón azul del palacio de Invierno.Carl Fabergé, nacido en San Petersburgo en 1846, hijo de un pequeño joyero descendiente de hugonotes, comenzó a trabajar en el Ermitage cuando apenas tenía 20 años. La rutina e incluso el aburrimiento de su trabajo de restaurador supusieron un magnífico entrenamiento, no ya para seguir el, negocio familiar, sino para elevarlo a la categoría de arte reconocido mundialmente. Sin embargo, tuvo que llegar su hermano Agathon, de gran creatividad y fantasía, para que, en la década de los ochenta, llegase el éxito indiscutible, al convertirse en proveedor de la casa imperial y en el joyero favorito del último zar, Nicolás II.

El triunfo de la revolución bolchevique costó la vida a Nicolás y su familia y acabó con la casa Fabergé. Carl cerró su taller en 1918, encomendó su contenido al director del Ermitage y abandonó Rusia. Dos meses después murió en Suiza, pero dejó tras de sí un importante legado que las autoridades soviéticas enriquecieron con las nacionalizadas colecciones privadas de aristócratas como los príncipes Yusupov, Dolguroki y Shemetev y la condesa Stroganov.

Ya está muy avanzado el proyecto para restaurar y convertir aquella casa, en el número 24 de la calle Bolshoya Morskaya, en un museo dedicado al artista, que, según Joyce Lasky Reed, que preside la Fundación Fabergé, con sedes en San Petersburgo y Washington, contribuirá al renacimiento como 11 meca cultural" de la ciudad que fundó Pedro el Grande. En cuanto a los huevos, pasaron a la Armería del Kremlin, pero todos menos 10 fueron vendidos en las décadas de los treinta y los cuarenta.

Diseño artístico

La exposición actual del Ermitage ha sido posible por la colaboración de varios museos estatales rusos, de coleccionistas privados y de la propia Fundación Fabergé Mijaíl Potriovski, director del más fascinante de los museos rusos, asegura que se ha buscado mostrar las joyas en el mismo ambiente, una habitación privada del palacio de los zares, en el que muchas de ellas vivieron como objetos de uso cotidiano.Y es que Fabergé, que despreciaba como a simples "comerciantes'' a Tiffany, Boucheron y Cartier, tenía a gala ser un "artista joyero" que se preocupaba ante todo del diseño artístico y del detalle. Su gran revolución fue popularizar entre la burguesía acomodada de su época, y no sólo entre la aristocracia, bellísimos objetos "para quienes están ya un poco hartos de demasiados diamantes".

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