El despegue del euro
Todos en Bruselas creen que el que empieza será, o debería ser, el año del euro. El nacimiento de la moneda única no será oficial hasta dentro de 12 meses, el 1 de enero de 1999, pero el parto será ya irreversible desde el puente del 1 de mayo de la próxima primavera. Los jefes de Estado o de Gobierno de los Quince, reunidos en cumbre extraordinaria, tomarán entonces la decisión de qué monedas se integrarán en el euro.Las dudas de hace apenas un año se han despejado. Ya nadie duda de que Alemania y Francia cumplirán los criterios de convergencia. Ya nadie cuestiona que el despreciado Club Med, con España e Italia a la cabeza, formará parte de lo que está llamado a convertirse en el gesto más visible de la construcción europea desde la creación del Mercado Único. Sólo cuatro países se quedarán al margen de la moneda europea. El Reino Unido, paradójicamente el anfitrión del alumbramiento del euro en calidad de presidente de turno de la Unión, será el único gran ausente de talla. Los laboristas han anunciado su intención de apoyar la entrada de la libra esterlina en el euro. Pero necesitan tiempo para convencer a su opinión pública y ganar el referéndum que tanto ellos como los conservadores han puesto como condición previa a cualquier decisión definitiva.
Dinamarca y Suecia han optado también por mantenerse al margen de la divisa europea. Grecia tampoco estará, aunque no por falta de ganas. Sus cifras macroeconómicas han dado un giro espectacular hacia la convergencia, pero necesita aún dos o tres años más para estar a punto.
Agenda intensa
Con ser la más importante, la del euro no es la única cita del año. Antes de la criba de mayo, los Quince cuentan con otros dos pistoletazos de salida a la ampliación hacia Europa del Este. El primero lo dieron en la reciente cumbre de Luxemburgo. El segundo será en febrero, cuando se lance la Conferencia Europea que debe englobar a los seis candidatos reales (República Checa, Hungría, Polonia, Eslovenia, Estonia y Chipre) y los cinco ficticios (Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Letonia y Lituania). Se harán esfuerzos para que acuda también Turquía, principal escollo diplomático de la Unión a corto plazo.Estos dos acontecimientos pondrán sordina a otros retos. Desde los más técnicos (la liberalización de las telecomunicaciones a partir del 1 de enero) hasta los más polémicos (la crisis de confianza que genera la enfermedad de las vacas locas); desde los más conflictivos (las negociaciones sobre la aportación a los Presupuestos y la reforma de las ayudas agrícolas y al desarrollo) a los más insospechados (como la enfermedad de Yeltsin y sus interrogantes o las consecuencias que puede tener en la UE la crisis financiera del sureste asiático).
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