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35.000 niños mueren cada día por causas evitables, según Unicef

Unos 35.000 niños fallecen cada día en el mundo por causas que podrían evitarse, según denunció ayer el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, (Unicef), al presentar su informe Estado Mundial de la Infancia 1998, dedicado este año a la desnutrición. Las muertes por malnutrición son más discretas que las que produce la guerra; se trata de una "emergencia silenciosa", más difícil de detectar y que preocupa menos a la opinión pública que los conflictos bélicos: pero no por ello es un fenómeno menos grave.Según Unicef, cada año mueren 12 millones de niños menores de cinco años; de esos fallecimientos, la mitad ocurren porque el crío ha tenido muy poco y malo que llevarse a la boca. Por no tener, en el mundo pobre, los niños carecen de micronutrientes tan accesibles como el yodo de la sal, cuya falta provoca cretinismo; no tienen hierro, vitamina A, zinc y ácido fólico, elemento muy importante para los glóbulos rojos.

"La desnutrición no sólo es causa de pobreza, sino su efecto. Es un círculo vicioso que si no se rompe seguirá impidiendo el desarrollo mundial", dijo ayer el vicepresidente del comité español de Unicef, Francisco González Bueno. Aunque no llegue a provocar la muerte, la desnutrición causa un bajo cociente intelectual y debilidad psíquica y física, "cargas terribles para la familia y la sociedad", argumentó Bueno.

Pero no es necesario un cuadro grave de malnutrición para que ello repercuta en la vida del niño, según el catedrático de pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Hernández: "Basta con situaciones leves para arrastrar secuelas irreversibles". La mayoría de los casos de malnutrición en los países pobres afectan ya al feto.

Las zonas más azotadas por la hambruna son, según Unicef, Asia meridional -donde la mitad de los niños están desnutridos- y el Africa subsahariana, donde un tercio de los niños sufre mala alimentación. "Yo, que soy de naturaleza optimista, cuando pienso en cómo se podría resolver esto, soy muy pesimista", lamenta Hernández. "Pero lo poco que tienen en los países pobres es gracias a las mujeres. Eso se ve en los países latinoamericanos donde, a diferencia de los hombres, que son más alegres, ellas son capaces de organizar a los hijos", añade.

El mundo rico tampoco se libra de malnutrición. No por defecto, sino por exceso. Sus consecuencias son obesidad, diabetes tipo II y problemas cardiovasculares. Otro error que comete el mundo rico, según Unicef, es que las familias ahorran lo primero en alimentación cuando sobrevienen épocas peores.

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