Aumenta el riesgo de erupciones Volcánicas en las islas Canarias

El aumento de la población en el archipiélago de Canarias también ha incrementado el riesgo potencial volcánico de algunas de sus zonas semiactivas, siendo La Palma y Tenerife las islas con mayor probabilidad de que registren próximas erupciones, según la Guía ciudadana de los Riesgos Geológicos.

Realizada por el Instituto Americano de Geólogos Profesionales y adaptada al español por el Colegio de Geólogos, la obra contabiliza hasta 700 volcanes potencialmente peligrosos en el mundo.

En España, las principales zonas volcánicas están en Gerona, Ciudad Real y sureste, desde Cabo de Gata hasta la franja del norte de Murcia, y Canarias, aunque las tres primeras zonas se consideran inactivas. El tipo de vulcanismo en el archipiélago canario es resultado de la actividad de un "punto caliente", situado en el borde occidental del oceáno Atlántico. La historia volcánica comienza en Canarias hace unos treinta millones de años y llega hasta la actualidad.

Las 17 erupciones registradas en Lanzarote, Tenerife, La Palma y El Hierro han sido "casi todas explosivas y de corta duración" y "muy pocas" con peligro para la población, ya que siempre dio tiempo a evacuar las áreas de riesgo.

Este fue el caso de la erupción del Timanfaya (Lanzarote), en 1730, que permaneció activa durante seis años, y cuyas "continuas lluvias de piroclastos negros y veloces coladas lávicas surgidas de las fisuras kilométricas, enterraron los campos más fértiles y ocasionó la huida del 70 por ciento de la población".

Pese a la dificultad de pronosticar en cuál de las islas con vulcanismo histórico surgirá la próxima erupción, "sí pueden deducirse" zonas de localización preferente: el área sur de la dorsal N-S de La Palma, y el eje central de Tenerife, que alinea las cumbres de Pico-Viejo-Teide y dorsal del noreste. Los fenómenos que cabe esperar en el futuro se limitan a caídas de piroclastos en torno al centro de emisión y flujo de lava. Ninguno de los dos parece entrañar riesgo directo para la población, pero sí podría afectar a las comunicaciones y al terreno.