Una antología sonora recopila las travesías poéticas de Octavio Paz

Un día después de que en México DF la Universidad le homenajeara, el Círculo de Lectores recordó ayer a Octavio Paz presentando un buen paquete poético: tres CD con su voz, Travesías: tres lecturas; dos ensayos recientes, Vislumbres de la India y La llama doble. Amor y erotismo, y el primer tomo, en edición de librerías, de su obra poética.Su delicada salud y su especial estado anímico (hace meses un incendio consumió parte de su biblioteca y tan sólo hace unas semanas una agencia internacional difundió su muerte, felizmente desmentida unas horas después por el propio portavoz de sí mismo) impidieron a Paz estar presente anteayer en México DF y ayer en Madrid. No importó: allá y acá estuvieron sus amigos para celebrarle. Acá, en Madrid, el mexicano Enrique Krauze, el canario Andrés Sánchez Robayna y el manchego (universal) Francisco Nieva.

El Círculo de Lectores presentaba la voz pausada y metálica del poeta, una completa antología poética de Octavio Paz, Travesías: tres lecturas. Dos horas, cincuenta y cinco minutos y treinta segundos, con poemas escogidos por el propio autor, saltándose tiempos y espacios, agrupando sus poemas en tres cofres: "Mi casa, mi gente, mi tierra", sus versos más propios y autobiográficos; "decir: hacer", su obra más reflexiva, y "eros", sus poemas de amor más intensos.

Eso, el paquete para oír, fue glosado por el poeta canario Sánchez Robayna; y después dos recientes ensayos, aparecidos en Galaxia Gutenberg, la vía de librerías del Círculo de Lectores, en los que Paz, ya en su fecunda madurez, reflexiona y explica el amor y el erotismo -en La llama doble- y esboza el impacto que la India (Vislumbres de la India) le produjo en todos los sentidos, cuando en 1962 fue enviado de embajador de su país, México, a aquella deslumbrante lejanía.

"Un hermano mayor"

Precisamente unos años antes de su destino diplomático en la India, hacia 1959, según precisó Francisco Nieva, en París, en donde estaba Octavio Paz de agregado, se conocieron ambos en una cena íntima". Según contó Nieva con buena prosa y moderada emoción: "Fue en casa de Bona de Pisis, una de las mujeres más bellas que he conocido, a la sazón casada con el escritor y poeta francés André Pierre de Madiargues". Allí conoció, pues, Nieva a quien ya entonces "tenía una gran reputación y era un mozo de lo más apuesto".Desde entonces, Nieva considera a Octavio Paz no sólo un "hermano mayor", sino también un maestro. Y por él levantó ayer su copa, en ese banquete largo y emotivo, por quien vive una situación personal delicada, aunque quede en sus lectores su inimitable voz de poeta de buena voz y su mucho escribir, en verso y prosa, que el Círculo de Lectores va a sacar ahora en edición definitiva, en ocho volúmenes.