Una cultura del canto
Las conmemoraciones en España del bicentenario de Donizetti han tenido en Bilbao una especial relevancia. Linda di Chamaunix ha sido el centro de las celebraciones, con María Stuarda a principios de año y la anunciada Roberto Devereux. La vinculación de Bilbao con Donizetti tiene mucho que ver con la tradición de cultura vocal con que se mueve la ópera en las temporadas de la ABAO (Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera).Se nota en la ABAO un esfuerzo de renovación, especialmente en la ampliación del repertorio. La próxima temporada la comienzan con Mozart y la culminan con Strauss. Teniendo el paso del ecuador con Wagner. No faltan los Bellini o Rossini, pero tres óperas en alemán de un conjunto de siete es un signo muy sintomático, la próxima apertura del Palacio Euskalduna, va a significar un reto para la ABAO. Las posibilidades del nuevo escenario traerán mayores exigencias orquestales y teatrales.
Linda di Chamaunix
Gaetano Donizetti. XLVITemporada de ópera de ABAO. Con Gruberova, K. Lytting, R. Macías, M. Bronikwski, S. Palatcui, M. Peirone, M. Rodríguez Cusí, J. L. Anasagasti. Orquesta Sinfónica de Bilbao. Director: F. Haider. Director de escena: P. F. Maestrini. Coliseo Albia. Bilbao, 5 de diciembre.
Edita Gruberova es una soprano coloratura a la que le gusta recrearse en un número limitado de personajes. Su Zerbinetta de Ariadne auf Naxos y su historia y, ahora, su Linda di Chamáunix lleva el mismo camino. La ABAO ha andado fina contratándola para su presentación bilbaína en un intermedio entre sus Linda de Zúrich y Viena y la próxima comparecencia con el mismo papel en La Scala de Milán. Gruberova no tiene un color vocal especialmente atractivo, pero posee una técnica asombrosa acompañada de una enorme facilidad para los agudos y las agilidades. Con ello, el retrato vocal y teatral que hizo de Linda fue sensacional. Gruberova es, además, una artista comunicativa.
En su primera intervención con la cavatina O luce di cues'anima el teatro se venía abajo de aclamaciones, y en la escena final del segundo acto, con los primeros indicios de la locura del personaje, los bravos alcanzaban cotas de delirio.
El reparto vocal fue, en líneas generales, magnífico, y al éxito se incorporo con toda justicia la solidez del coro preparado por Boris Dujin. Concertó Friedrich Haider a una orquesta no demasiado inspirada. En el apartado escénico, más vale correr un tupido velo, a la espera de que lleguen tiempos y teatros mejores.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.