El Papa reclama ayuda para los inmigrantes albaneses

El problema de los refugiados albaneses que se niegan a regresar a su país no es exclusivamente italiano sino europeo. Este es el punto de vista del Papa Juan Pablo II que ayer, al recibir al nuevo embajador albanés ante el Vaticano, Jul Loro Bushati, se expresó por primera vez sobre un tema que divide a la opinión pública italiana.Karol Wojtyla dijo compartir "los sufrimientos y las esperanzas" de esa masa de inmigrantes a la que la comunidad europea debería asegurar "condiciones de vida justas y dignas".

Las palabras del Pontífice coincidieron con la llegada al puerto de Durres, el más próximo a Tirana, la capital de Albania, del último grupo de refugiados expulsados de Italia que hasta el momento ha conseguido repatriar a 544 albaneses.

Los pasajeros del buque San Jorge, que abandonó Brindisi, en el sureste italiano, la noche del pasado jueves, no aparecían llorosos sino resignados al desembarcar en su patria, cargados con cajas de electrodomésticos. La mayoría intentará regresar de nuevo al país que se ha convertido en la Meca de los albaneses ansiosos de prosperidad económica.

El episodio de la repatriación de los cinco mil refugiados llegados a Italia en marzo pasado ha quedado apenas en una escaramuza. Las autoridades italianas son conscientes de que la inmensa mayoría de los que arribaron entonces se han sumergido en la vida clandestina de las ciudades y es casi imposible que puedan ser localizados.

Pese a ello, la operación le ha causado no pocos dolores de cabeza al Gobierno que ha recibido críticas de la izquierda y de la oposición de centro-derecha, en un caso responsabilizándole de exceso de contundencia por parte de las fuerzas policiales; en el otro, acusándole de falta de energía y eficacia en la aplicación de la ley.