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Fidel Castro autoriza a 57 monjas y sacerdotes a instalarse en Cuba

El Gobierno de Fidel Castro ha autorizado esta semana la entrada de 29 monjas y 28 sacerdotes extranjeros para trabajar en Cuba de forma0 permanente, en un gesto "de buena voluntad" hacía la Iglesia católica local y el Vaticano antes de la visita del Papa. Se trata de la cantidad más alta de religiosos autorizados a establecerse en la isla en un mismo año desde 1959. La medida ha sido muy bien recibida en círculos eclesiásticos, ya que reduce la lista de espera de la Iglesia, al beneficiar casi a la mitad de los curas y monjas extranjeros que aguardaban el permiso de las autoridades para viajar a Cuba.

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El anuncio de Castro también posibilita que cuatro nuevas órdenes se instalen en la isla. En Cuba trabajan en la actualidad cerca de 250 sacerdotes y 500 monjas, de los cuales más de la mitad son extranjeros. Existen en toda la isla unas 600 iglesias y cerca de 80 órdenes religiosas católicas (unas 50 femeninas y 30 masculinas), y desde hace tiempo los obispos cubanos vienen planteando que, debido al crecimiento de la Iglesia y la creación de tres nuevas diócesis, les resulta necesario reforzar su infraestructura con más religiosos extranjeros.La ampliación del cupo de curas y monjas extranjeros ha sido históricamente una de las principales reclamaciones de la Iglesia cubana, y ha funcionado como termómetro para evaluar el estado de las relaciones Iglesia-Estado. Durante tres décadas, el Gobierno sólo permitió con cuentagotas la entrada de religiosos para trabajar en su país, pero hace algunos años, cuando comenzaron a mejorar las relaciones con la Iglesia, esta posición cambió.

En noviembre del año pasado, en el marco del encuentro que sostuvieron en Roma Castro y el Papa, La Habana autorizó la entrada de 15 sacerdotes y 25 monjas, hasta ese momento la cantidad más alta de permisos concedidos en un sólo año desde 1959. Al triunfo de la revolución había cerca de 800 sacerdotes y 2.500 monjas, la mayor parte extranjeros. Pero tras el choque frontal de la Iglesia y el Gobierno -después de que el régimen de Castro denunciase la vinculación de algunos curas con la CIA y con la realización de "actos contrarrevolucionarios"-, en 1963 fueron expulsados 130 sacerdotes, de los cuales 45 eran cubanos. Otros 470 se fueron después al no serles renovados sus permisos de residencia, y el número de monjas se redujo a 300.

La concesión de los nuevos permisos, que fue comunicada a principios de semana por la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central al nuncio apostólico en La Habana, Bieniamino Stella, ha sido bien recibida por la Iglesia. "Es muy positivo además que la proporción de monjas y de sacerdotes autorizados en esta ocasión a entrar en Cuba es similar", señaló una fuente eclesiástica.

Cuatro órdenes nuevas

Por otro lado, la Iglesia también ha visto con "buenos ojos" la entrada de cuatro nuevas órdenes religiosas, dos femeninas -las Mercedarias Contemplativas, cuya casa madre está en Bilbao, y las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia- y dos masculinas -los Oblatos de María Inmaculada, y los Religiosos del Verbo Encarnado-.La medida del Gobierno cubano ha sido interpretada como un gesto de "buena voluntad" hacia la Iglesia y el Papa, cuando falta ya poco para su viaje a la isla. Más, cuando durante una reciente estancia en La Habana, el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Vals, pidió personalmente a Castro que concediese nuevos permisos a religiosos extranjeros. Sin embargo, fuentes diplomáticas señalan que todavía otras solicitudes de la Iglesia están sin resolver, como que el Estado decrete día festivo el 25 de diciembre, o que la Iglesia pueda acceder a los medios de comunicación de forma estable.

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