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LA CUMBRE DEL EMPLEO

España y Alemamia apoyarán un acuerdo de empleo que no suponga subir el gasto público

Alemania y España darán su apoyo en Luxemburgo a un acuerdo sobre empleo que no signifique la asunción obligatoria de más gasto público. Fuentes alemanas mostraron ayer su convicción de que en Luxemburgo "se encontrará un acuerdo con relativa facilidad y sin grandes batallas". Para Madrid, lo más importante es que el acuerdo se enmarque en el artículo 128 del Tratado de Amsterdam y se evite así cualquier posibilidad de aplicar al paro unos criterios de convergencia semejantes a los acordados en su día para lanzar el euro.

La cumbre del empleo empieza oficialmente hoy, pero las discusiones sobre esa materia no se abrirán hasta mañana por la mañana. Esta noche, los líderes europeos discutirán en una cena acerca de la ampliación de la Unión Europea al este de Europa y también sobre las relaciones futuras con Turquía.

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"Creo que vamos a alcanzar un acuerdo en Luxemburgo sin grandes dificultades y que cada Estado tendrá un gran margen de maniobra para hacer un programa de acción contra el desempleo según sus propias características", señaló una alta fuente alemana, que calificó de "buena base" el documento presentado esta semana por el presidente del Consejo europeo, Jean-Claude Juncker. Pero Alemania quiere pulirlo para evitar que los llamados objetivos cuantitativos se tornen en normas de obligado cumplimiento.

Cursos de formación

Alemania está dispuesta a aceptar el compromiso de conceder una oportunidad de empleo a los jóvenes que lleven más de seis meses en el paro, pero esa debería ser sólo una opción voluntaria y no un derecho consagrado. El canciller Helmut Kohl, en cambio, propondrá una reforma del Fondo Social Europeo para que sus ayudas se concentren en el paro juvenil.Bonn tampoco ve con agrado el objetivo de garantizar cursos de formación al 25% de los parados. "Queremos que esa cifra desaparezca o sea más baja, y que en ese porcentaje se incluyan no sólo las ayudas para formación, sino la rehabilitación, la formación a corto plazo o las ayudas al segundo mercado de trabajo", señalaron esas fuentes. Tampoco es del agrado de Bonn la referencia del texto luxemburgués a la reducción del tiempo de trabajo, "porque no nos parece una buena solución".

La última reticencia alemana se refiere a la sugerencia de examinar "los obstáculos que impiden crear puestos de trabajo en el ámbito local, en la economía social". "Hay que aclararlo, porque suena mucho a crear empleo público", opina Bonn. Alemania apoya, en cambio, la posibilidad de mantener el subsidio a los parados de larga duración.

Pese a esta larga lista de reticencias, Alemania ha digerido ya la puesta en marcha del artículo 128 del Tratado de Amsterdam como sistema de control multilateral de las políticas de desempleo. Ahí se centran, precisamente, las reticencias españolas. Para España es irrenunciable que el mecanismo adoptado en Luxemburgo no vaya más allá de ese artículo del nuevo tratado. "Estamos a favor de una estrategia europea sobre empleo, pero no de una convergencia de políticas de empleo porque eso sería ir mucho más allá de lo que dice el Tratado de Amsterdam", señalan fuentes españolas.

Los retoques planteados por España al texto luxemburgués van siempre en la línea de dejar en objetivo voluntarista lo que en el texto se plantea como un imperativo. Esa es para Madrid la mejor manera de evitar que de la cumbre surjan futuros compromisos de gasto adicional en materia de empleo. España hace hincapié también en dar más preponderancia al diálogo social y sugiere "buscar fórmulas para vincular la continuidad en la percepción del subsidio de desempleo a la aceptación, por parte del beneficiario, de los puestos de trabajo o cursos de formación que se le ofrezcan". Actualmente la normativa laboral permite retirar las ayudas a los parados que no acepten una oferta. Lo que quiere ahora España es premiar de algún modo a quien más esfuerzo haga para lograr empleo o formación de reciclaje.

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