Psicólogos y psiquiatras de emergencia para los afectados
Apenas 24 horas después de las inundaciones 80 psicólogos y psiquiatras llegaron a Extremadura. La mayoría, voluntarios de ONG y servicios de protección civil de diferentes comunidades autónomas, se organizaron sobre la marcha. "Era como la película Pánico en el estadio, la gente corría desesperada viendo por donde venía el agua", relata la psicóloga y voluntaria de Samur de Madrid Carmen Montiel, de 31 años. Después vinieron los trastornos adaptativos o labilidad afectiva. "Tenían incontinencia emotiva. Pasaban de la risa al llanto, no controlaban las lágrimas y tenían cambios de ánimo bruscos", relata. ¿Qué se le puede decir a alguien que ha perdido todo? "Nada, sólo escuchar", contesta José Ramón Gutiérrez, jefe de psiquiatría del hospital de la Infanta de Badajoz. A este especialista lo que más le impresionó no fue lo que vio, sino las historias que contaban jubilados que acababan de pagar la hipoteca de la casa o los que se preguntaban si aún les queda algo más por vivir.Tras el susto vuelve la realidad. Y darse cuenta de que se puede perder todo lleva a mantenerse despierto ante otra tromba, como el señor que se niega a dejar su casa pese a las recomendaciones para desalojarla. Es un cuadro típico de inhibición, según el psiquiatra, que se resume en el argumento de para qué preocuparse si un golpe de la vida te hunde todo en un segundo.
Los niños también fueron testigos de la calamidad. "Pero hay que desmontar el mito de que se adaptan mejor a una tragedia porque no es así", reclama el especialista. "Les tratamos mejor y nos volcamos en ellos, la única diferencia está en que el trastor no se les nota menos, pero técnicamente padecen lo mismo". Son las secuelas de la experien cia, el estrés postraumático, defi ne Fernando Chacón, profesor de psicología social de la univer sidad Complutense de Madrid.
Los niños, eso sí, tendrán más terrores nocturnos y serán durante un tiempo -un mes más o menos- algo más desobedientes. "Pero a casi todos se les representará la realidad como una película", observa Chacón. Tendrán pesadillas y fobia al agua, oirán el ruido de la riada por la noche y hasta pueden llegar a ver sombras donde antes no las veían. "Porque el miedo todo lo reproduce", señala este psiquiatra.
Los que peor evolucionen entrarán en cuadros depresivos. Y a éstos "habrá que ingresarles en una clínica". De momento, los familiares de los desaparecidos están siendo tratados con ansiolíticos. "Los fármacos son muletas que se necesitan temporalmente, no resuelven nada más", relata otro experto.
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