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La patronal diluye los objetivos de Bruselas para la cumbre sobre empleo

Xavier Vidal-Folch

Las cúpulas patronal y sindical europeas lograron ayer un consenso para apoyar los objetivos globales planteados por la Comisión Europea a la cumbre del empleo de Luxemburgo, los próximos días 20 y 21. Pero al mismo tiempo los diluyeron, por la presión de la representación empresarial. Los líderes de UGT y CC 00 expresaron sus temores de que la cumbre acabe en fracaso.

François Perigot, presidente de la patronal UNICE, impuso su mínimo común denominador a Fritz Verzetnitsch, líder de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en la "cumbre del diálogo social" preparatoria del Consejo Europeo. Asistieron los presidentes de la patronal de empresas públicas (CEEP), Antonio Castellano; de la Comisión, Jacques Santer, y del Consejo, Jean-Claude Juncker.En el documento conjunto, los agentes sociales apoyan explícitamente "los esfuerzos" de la Comisión y los ambiciosos objetivos globales que propone a los Quince: llegar a una tasa de empleo del 70%, aproximándose al 65% en cinco años, lo que supondría crear 12 millones de puestos de trabajo y un índice de paro del 7%, en lugar del 10% actual. Ésta es la palada de cal.

Pero hay varias de arena. La primera es que ésos objetivos se plantean con una redacción que los convierte más bien en, objetivos deseables. La segunda, más grave, es que del proyecto de resolución se cayeron otras precisiones sectoriales tan o más importantes. Concretamente, la que aplaudía el compromiso de ofrecer a cada parado de larga duración una salida (empleo, formación o reconversión) antes de superar los 12 meses sin trabajo, y medidas similares para los jóvenes, tras un máximo de seis meses en paro; y la que fijaba el compromiso de elevar en cinco años desde el actual 10% al 25% el listón de parados acogidos a planes de formación profesional. Todo queda ahora en recomendaciones genéricas y algo retóricas de aumentar "significativamente" esas ofertas a los parados.

Esta dilución del vino en agua la empezó, antes que la patronal, el Parlamento Europeo. Conlleva el riesgo de llevarse por delante el éxito de la cumbre de Luxemburgo. Al menos para los líderes sindicales, que pugnaron sin éxito para ratificar todas las propuestas de la Comisión.

Verzetnitsch advirtió que no se deben defraudar las esperanzas de "la sexta nación europea, compuesta por los 18 millones de parados [ ... ] Si no hay compromisos materiales y cuantificados, si la cumbre no es capaz de satisfacer las expectativas de la sociedad, será decepcionante", abundó el líder de UGT, Cándido-Méndez.

"La posición de Alemania [contra la concreción de objetivos], inexplicablemente apoyada por el Gobierno español, pues España es el país con mayor índice de paro, puede llevar al fracaso de la cumbre", apuntaló su homólogo de CC OO, Antonio Gutiérrez.

Tampoco hubo acuerdo sobre la reducción del tiempo de trabajo. "Aún no está maduro", explicó Perigot, atribuyendo las culpas a que se realiza "en ámbitos muy emocionales", como ocurre en Francia con las 35 horas semanales. Dijo esperar un mayor clima de "serenidad" para abordar el problema. "Lo importante es que hemos acordado que siga sobre la mesa de discusión. El tema ya no es tabú", precisó Emilio Gabaglio, secretario general de la CES.

Dirigentes sindicales temían que algunos Gobiernos pretendan convertir la cumbre de Luxemburgo, en una regañina a Francia e Italia, que han optado por las 35 horas, y por eso insistieron hasta el final en su intento de apoyar la reducción horaria, aunque fuese de forma genérica y con toda suerte de cautelas.

"Tarea nacional"

El problema es que Alemania no quiere desembolsar más recursos para atajar el paro en la UE, aunque está dispuesta a colaborar en. la creación de un marco más eficaz para la generación de empleo y el intercambio de experiencias, informa desde Bonn Pilar Bonet.Ésta es la esencia de la intervención que el canciller alemán Helmut Kohl realizó ayer ante el Parlamento en Bonn para dar a conocer las líneas maestras con las que acudirá a la cumbre de Luxemburgo."La lucha contra el desempleo es una tarea nacional", señaló el canciller.

Kohl se guardó de recordar el principal objetivo de su programa. de 1996, la reducción al 50% de la cifra de parados hasta finales del presente siglo. "Antes que el paro, es más- probable que se reduzca usted a la mitad", dijo el portavoz de los Verdes, Joschka Fischer, en una alusión a aquellas promesas arrinconadas. El paro en Alemania afectaba el pasado octubre a 4,2 millones de personas, un 11,2% de la población activa.

Los países de la UE deben crear condiciones ventajosas para la inversión y un marco estable, señaló Kohl, para quien no hay contradicción entre la estabilidad y el nivel de ocupación. Entre los ocho esbozados, el canciller mencionó la posibilidad de aprender de otros países como Holanda y los escadinavos, así como el desarrollo de la mediana y pequeñaempresa, el incremento de la formación profesional y la introducción de cambios estructurales, ya que, según dijo, "no se pueden crear empleos permanentes con medidas a corto plazo".

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