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Guelbenzu afirma que los milagros y el ingenio marcan el cuento popular

El autor reescribe en un libro relatos de la tradición oral española

Amelia Castilla

Los cuentos populares españoles son realistas, tienden a recurrir al milagro para ayudar al héroe y en ellos se valora más el ingenio que la reflexión. Éstas son, según José María Guelbenzu (Madrid, 1944), las características más destacables del cuento popular español. El escritor publica el segundo volumen de Cuentos populares españoles (Siruela), donde incluye relatos catalanes -"los más refinados de expresión"-, vascos y gallegos.

En los últimos dos años Guelbenzu ha leído más de 1.000 cuentos sacados de colecciones generales o locales, lo que le ha permitido constatar que en toda Europa se narran los mismos cuentos fundamentales -Pulgarcito, La bella durmiente o La casita de azúcar-, aunque se produzcan ligeras adaptaciones. "En el fondo, no creo que sean más allá de 10 o 12 historias en torno a las cuales se producen todo tipo de variantes", dice.Como criterio general y tomando como modelo a Italo Calvino, Guelbenzu ha optado en su trabajo de reescritura por respetar la estructura del cuento, pero unificando el estilo y ajustándolo a la lógica narrativa. De partida desechó los costumbristas y los de animales y se decantó por los de hadas y brujas. Guelbenzu reconoce la labor de algunos investigadores, como Julio Camarena y Joaquín Díaz, que todavía hoy recorren los pueblos armados con su magnetófono en busca de testimonios orales.

En los cuentos españoles Guelbenzu ha encontrado un exceso de cristianización. "El donante que facilita al héroe la clave para resolver la historia aquí siempre es un santo, y en el norte de Europa son magos o druidas", asegura el escritor, que reconoce haber sustituido en su trabajo de reescritura algún que otro santo por personajes misteriosos. El amor por el milagro es otra característica típica de nuestro país. "El mensaje suele estar bien enviado, pero hay una concepción de la vida como de algo que te cae, cuando en otros países para ganarse las cosas hay que merecerlas".

No cree el escritor que los cuentos populares vayan dedicados directamente a los niños. "Son un recordatorio de por qué vivimos de una determinada manera y van dirigidos también a los adultos, aunque se producen en un universo mágico que encaja perfectamente en el universo emocional de los más pequeños". La parte más didáctica de estas historias, según el autor- de El mercurio, es que muestran un mundo dividido en buenos y malos y que para conseguir algo hay que enfrentarse al problema.

Guelbenzu cree haber descubierto también cómo emerge la modernidad en muchas de las historias que se han transmitido oralmente a lo largo de los años. Ha encontrado, por ejemplo, auténticos transexuales e historias sobre madres que guisaban a sus hijos para que se los comiera el padre que para sí quisiera Tarantino. Como resultado final de este trabajo de reescritura, Guelbenzu dice: "Si algún día tenemos colonias en Saturno, allí llegarán los cuentos, porque en el fondo no son más que una manera de comunicarse y de proyectar una moral social".

Guelbenzu, considerado como el pequeño de la pandilla de la generación de Juan Benet y Juan García Hortelano, reconoce que Cuentos populares españoles fue un trabajo de encargo, pero que es uno de los que ha hecho con más satisfacción.

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