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Todos los grupos, excepto el PP, rechazan el plan de humanidades de Esperanza Aguirre

La ministra descarta retirar el proyecto, aunque admite posibles modificaciones

Esperanza Aguirre sufrió ayer un revés político en el Congreso, donde los grupos parlamentarios de la Comisión de Educación, salvo el PP, mostraron un rechazo total a su plan de humanidades. La ministra aguantó sin descomponer el gesto un aluvión de críticas de sus propios socios, CiU y PNV, que culminó con la petición del PSOE e Izquierda Unida de que retire el proyecto y abra una negociación a fondo. La iniciativa de Aguirre fue tildada de "reaccionaria", "centralista', "'partidista" y contradictoria con el sistema educativo. La ministra reiteró su disposición a incorporar sugerencias (por ejemplo, llamar "dictadura" a "la etapa de Franco") o suprimir expresiones del programa, pero en ningún caso a enterrar el proyecto.

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Aguirre justificó su proyecto de reforma de la enseñanza de Geografía e Historia y de Lengua y Literatura en la educación secundaria obligatoria (12-16 años) por el carácter "vago, inconcreto y falto de rigor" de la actual regulación de los contenidos mínimos para los alumnos de todo el país. También aseguró que su proyecto es "absolutamente aséptico" y no contiene valoraciones ni prescribe ninguna orientación pedagógica.La ministra sólo recibió el respaldo de su partido. El resto rechazó el proyecto, si bien algunas formaciones de menor representación no expusieron sus Posiciones contrarias por impedírselo el reglamento (Partido Democrático de la Nueva Izquierda, Eusko Alkartasuna y Partido para la Independencia, del Grupo Mixto) o por ausencia (Coalición Canaria).

Clementina Diez de Baldeón, del PSOE, acusó a Aguirre de "abortar" un futuro debate sobre las humanidades que "suscitará recelos, porque ahora se ha situado en los peores escenarios, los de los contrastes entre nacionalismo español y nacionalismos periféricos". "Si usted quería potenciar las humanidades, ha hecho un flaco servicio", manifestó la portavoz socialista.

"La historia no es inocente, es poliédrica, tiene muchos enfoques. No responde siempre igual, responde según se le interrogue", dijo Díez, quien apoyó la propuesta de libro blanco sobre la enseñanza de la historia planteada por el catedrático Javier Tusell. "Sólo desde el consenso es posible elaborar el plan de humanidades, porque sólo un consenso puede sustituir a otro consenso", añadió.

"Conservadurismo duro"

Carmen Laura Gil Miró, de CiU, tuvo una de las intervenciones más duras para con Aguirre. Empezó por negar la existencia de proyectos educativos "asépticos" y reprochó a la ministra una inspiración ideológica y partidista basada en "el conservadurismo más duro". "El PP no apoyó la LOGSE, y ahora usted infunde desconfianza en un sistema educativo recién nacido". "Usted quiere destruir lo nuevo y recuperar lo caduco con una actitud reaccionaria", afirmó.Al criticar el enfoque pedagógico de Aguirre, Gil Miró se preguntó: ¿Qué es el humanismo? ¿Recordar una cronología efímera o un listado-cementerio de obras literarias? Yo creo que el humanismo es ecléctico, y los humanistas ayudan a plantear preguntas más que a dar respuestas; abren caminos, no marcan puntos de llegada". "Si usted pretende inculcar valores, debería distinguir instrucción, que sirve para tener éxito en los concursos televisivos, y educación, que transmite valores y enseña a ser. Usted intenta resucitar la instrucción", dijo Gil Miró, quien remató su reproche acusando a Aguirre de "dar un golpe mortal al humanismo" al propugnar la ley del mercado en la educación.

La diputada de CiU calificó de "despropósito" técnicamente inaplicable el programa, que, según dijo, convierte las aulas en "laboratorios" y a los alumnos en "conejillos de indias", y constituye "un ejemplo antológico de la instrumentación del currículo escolar para recuperar la España unitaria de ayer en lugar de la realidad plurinacional de hoy".

Joxe Joan González de Txabarri, del PNV, dijo que el proyecto no refleja un país plural, sino que "se empeña en hablar siempre en singular, de la lengua, de la cultura y de la historia". "Si el plan hubiera sido una iniciativa legislativa habría recibido una enmienda a la totalidad por parte del PNV", añadió.

María Jesús Arramburu, de IU, no limitó sus críticas al proyecto, que tildó de "insensato" y calificó de "cacicada", sino que se refirió a la ministra como "la principal grieta del Gobierno" y la acusó de intentar reconstruir "las más añejas Españas" y soliviantar con un decretazo al mundo educativo y a sus socios políticos.

Francisco Rodríguez Sánchez, del Bloque Nacionalista Galego (BNG), criticó "el ímpetu con el que el Gobierno intenta atajar el mal del nacionalismo, lo que no sería grave si fuera en un debate político, pero sí lo es cuando se hace en el terreno educativo".

Mercedes Rivadulla, de Iniciativa per Catalunya, criticó el hecho de que entre los 32 expertos que han participado en la elaboración de los programas sólo haya habido dos mujeres.

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