Historiadores franceses culpan al comunismo de 100 millones de muertes
La polémica sobre el carácter pretendidamente criminal del comunismo y su posible analogía con el nazismo ha estallado vivamente en Francia al calor de la lectura de una obra conjunta de seis historiadores que cifra entre 85 millones y 100 millones las víctimas causadas por ese sistema en el mundo. En una primera demostración del carácter controvertido de la obra, varios de los autores del Libro negro del comunismo rechazan estos días el contenido, no consensuado, de la introducción y del capítulo de conclusiones, en los que se atribuyen al comunismo "crímenes contra la humanidad".En los numerosos debates abiertos por los medios de comunicación, historiadores, intelectuales y periodistas discuten sobre el grado de conocimiento de la represión soviética o china de los dirigentes de los partidos comunistas occidentales, y llegan incluso a plantearse la integridad moral de los militantes y simpatizantes. En pleno proceso contra el responsable del régimen de Vichy Maurice Papon, presunto responsable de haber ordenado el envío a los campos de exterminio de 1.600 judíos, la polémica se superpone a la actual movilización del Frente Nacional (FN) por extender la consigna de hacer "un proceso de Núremberg al comunismo". Ante el millar de simpatizantes "católico-tradicionalistas" que se manifestaron el pasado domingo en París contra los "crímenes del comunismo", el eurodiputado del FN Bernard Antony llegó a afirmar que "Hitler era un niño de pecho" comparado con los dirigentes comunistas.
La controversia suscitada resulta lacerante para buena parte de la población francesa, habida cuenta de que el Partido Comunista Francés (PCF), que hoy dispone de tres ministros en el Gabinete de Lionel Jospin, llegó a contar en 1946 con un respaldo electoral del 30%. Frente a quienes, como el propio autor del prólogo, Stéphane Courtois, consideran que el "crimen en masa" es la característica del comunismo, otros muchos historiadores sostienen que "Auschwitz es una exclusiva nazi" y que las comparaciones posibles no pueden establecerse en los proyectos ideológicos, completamente divergentes, sino en los métodos de represión y control.
En contra de la idea, instalada en la izquierda, de que los crímenes se circunscriben al periodo estalinista, el libro implica a Lenin en la represión y confirma la descripción de los crímenes soviéticos efectuada por Trotski. Desde la caída del muro y el hundimiento posterior de los Gobiernos de la Europa del Este, la mirada de los historiadores ha venido posándose con un interés creciente en los regímenes comunistas. La apertura parcial de los archivos de Moscú en 1992 y de otras capitales ha ofrecido un valioso material a los investigadores, y la mayor parte de las obras sobre el comunismo han dejado de estar dictadas desde el comunismo o anticomunismo ideológicos de sus autores.
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