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Anotaciones en torno a la iniciativa de Elkarri

El movimiento Elkarri está desarrollando una reflexión -orientada hacia la construcción de un diseño para el desarrollo de la disposición adicional primera de la Constitución- que permita superar el estado actual de la situación vasca. Como es sabido, en el abanico ideológico del nacionalismo vasco conviven opiniones diversas en la medida que mientras unos hacen formulaciones autonómicas más o menos profundas otros reivindican planteamientos de independencia. Dentro de las posiciones ideológicas que defienden la idea de España como nación, hay también visiones diversas. Todo este panorama se nos ofrece complicado por la acción de ETA, una cuestión que parece no acabar nunca.En este escenario político, muy sucintamente descrito, la iniciativa de Elkarri es novedosa por cuanto que introduce un elemento de debate que, personalmente, me resulta del máximo interés. La disposición adicional primera lleva en vigor casi veinte años y, aunque ha sido invocada en algunas ocasiones concretas, no se ha desarrollado una teoría destinada a utilizar, en un sentido general, todas sus potencialidades. Es un tema que está por explorar.

Si a esto añadimos que el propósito de Elkarri se centra en el deseo de conseguir que en el ámbito vasco se produzca un gran consenso ante una nueva formulación que supere las discrepancias actuales y sitúe el problema de ETA en otra dimensión, es evidente que el proyecto es digno de una seria atención.

Se quiera o no, es cada vez más frecuente la sensación de que en el discurso de los partidos políticos en estas cuestiones se ha generado un cierto agotamiento; las mismas ideas se vienen repitiendo durante demasiado tiempo y los problemas de fondo apenas han evolucionado. De aquí que la iniciativa de Elkarri aparezca como una brisa ideológica primaveral. A fin de cuentas, alguien, en algún momento, tendrá la fortuna de sembrar la semilla que fructifique.

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Elkarri tendrá que tener una gran dosis de paciencia y diplomacia para que su iniciativa pueda cuajar. Tendrá que escuchar muchas cosas y buscar los puntos de encuentro. Tarea dura pero apasionante.

Interiorizando sobre los factores de riesgo que pueden obstaculizar su propósito, imagino que sobre éste flotan las incertidumbres derivadas de tres reflexiones pendientes en ámbitos muy diferentes; un bloqueo en cualquiera de ellas puede malograr la iniciativa.

La primera reflexión corresponde a ETA. La organización de ETA aprendió muy bien que, por desgracia, la violencia ha sido un componente de la historia de la humanidad y que los conflictos de identidad nacional, frecuentemente, se han ventilado por procedimientos violentos. A mi juicio, y con independencia de las censuras éticas a que es acreedora, le corresponde ahora darse cuenta de que, en la actual etapa de la historia, los europeos están hartos de la violencia. Probablemente, es la primera vez en la historia de la humanidad en la que un colectivo tan singular como son los pueblos de Europa se ha propuesto buscar la prosperidad de su futuro desde el respeto a los derechos humanos. ETA tiene que apercibirse de que con sus acciones está desvirtuando las simpatías y la buena imagen que los vascos hemos tenido en los ámbitos internacionales. Tiene que apercibirse de que sus errores están siendo inteligentemente utilizados en Francia y en España para hacer difícil cualquier resurgimiento de una nación vasca próspera, democrática y europeísta. La historia es cambio, y esto afecta también a las estrategias de ETA.

La segunda reflexión corresponde al nacionalismo vasco, en general. El nacionalismo vasco surge cuando la teoría europea de las nacionalidades entra en conexión con la profunda desazón existente en la sociedad vasca como consecuencia de la abolición del sistema foral por la fuerza de los hechos y en contra de su voluntad. En aquellos momentos, la idea de los Estados nacionales estaba en su apogeo y, necesariamente, cualquier movimiento nacionalista tenía que buscar la forma de realizar su proyecto a través del sistema de Estados nacionales; de aquí los planteamientos de independencia.

En la actual Europa unida o en trance de unión, los valores han cambiado. Con la moneda única, sin aduanas, etcétera, la independencia se va transformando en un entramado de interdependencias. De ahí que cada vez se hable más de la necesidad de articular los planteamientos políticos desde esquemas constitucionales pluriformes y de geometría variable o, como otros prefieren decir, de federalismo asimétrico. Los futuros espacios europeos se van a organizar desde esquemas no coincidentes ni con los Estados ni con las actuales naciones oficiales. Por ello, ni los dogmatismos constitucionales tienen futuro ni los nacionalistas vascos podemos seguir mirándonos sólo en el espejo de los Estados nacionales. Hay que trabajar seriamente para intuir el próximo futuro. Ésta es la tarea inmediata del nacionalismo vasco.

Pero los custodios del Estado también tienen que hacer su propia reflexión. El desmantelamiento de buena parte de las estructuras del Estado nacional también afecta a vivencias que les resultan muy queridas. El cambiar de actitudes no siempre es fácil, y, paradójicamente, muchas veces lo que más cuesta es cambiar de ideas que están mezcladas con sentimientos. Con todo, también ellos tienen que cambiar. Las leyes, incluidas las constituciones, tienen estabilidad y merecen respeto si realmente sirven a la comunidad, y cuando la evolución de ésta exige cambios, hay que hacerlos. España disfruta hoy de un sistema de libertades verdaderamente importante, y desde esta realidad, sin pasión y con algo de sentido común, se pueden construir muchas cosas.

En mi andadura como senador, algo tuve que ver con la disposición adicional, de lo que se deriva mi simpatía hacia la idea de Elkarri. Ellos deben ser conscientes de que tienen que pelear con dragones ideológicos importantes. Por mi parte, rezo para que tengan suerte.

Mitxel Unzueta es abogado y ex senador del PNV.

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