Paso decisivo
LA DESCONFIANZA mutua es total Irak, que vive el embargo internacional y los controles de desarme como una humillación, ve un espía norteamericano en cada experto en desarme de esa nacionalidad. Estados Unidos, por su parte, sospecha que cada fábrica de aspirinas iraquí tiene un doble uso militar. Los gestos de uno y otro no ayudan precisamente a cambiar esas percepciones.Una vez más, Sadam Husein ha aprovechado las diferencias surgidas en el Consejo de Seguridad para iniciar una huida hacia adelante que puede tener consecuencias irreparables, tal como ha advertido el enviado sueco de la ONU Jan Eliansson. Su decisión de vetar el trabajo de los expertos de la ONU de nacionalidad estadounidense se ha producido tras la evidencia de una fisura que el mes pasado impidió aprobar una resolución amenazando con prohibir los viajes de los funcionarios iraquíes al exterior.
Tras siete años de sanciones en castigo por la invasión de Kuwait, Francia, Rusia y China creían que había llegado el momento de ofrecer incentivos a las inspecciones en lugar de amenazas, y se negaron a respaldar las pretensiones estadounidenses. Es precisamente la percepción de que la ONU está actuando como una mera rúbrica de la voluntad de Estados Unidos lo que ha desatado el desafío iraquí.
Con un país al borde de la catástrofe sanitaria y la población minada por el racionamiento que impone el embargo, cualquier movilización que permitiera canalizar el malestar y el desencanto garantizaba una gran reacción popular. La argumentación es sencilla: ¿quién es el responsable de la muerte de cientos de niños por falta de medicinas?, ¿quién es el responsable del desabastecimiento de los mercados y la carestía? Estados Unidos viene a la mente de cualquier iraquí como el más entusiasta inspirador del embargo. No cuenta demasiado para los iraquíes si las inspecciones de la ONU en materia de armas nucleares, biológicas y misiles están produciendo o no el resultado deseado, o si las autoridades iraquíes facilitan o dificultan el trabajo de los inspectores. El desafío de Sadam tiene mucho que ver con el sentimiento de un pueblo humillado, lo cual explica que Irak se mantenga firme, aunque en solitario, en este enfrentamiento.
Así parecen haberlo entendido algunos miembros del Consejo de Seguridad, que han solicitado al responsable de las inspecciones armamentísticas, Richard Butler, una solución salomónica: que mantenga a los inspectores norteamericanos en la capital, Bagdad, pero que no acudan a los controles. De esta forma, aseguran, podrían continuar su trabajo. Richard Butler y Estados Unidos se han negado tajantemente con el argumento de que Irak no puede dictar las condiciones.
En estas circunstancias, la clave sobre el siguiente acto del drama depende sobre todo de si el presidente Clinton estará dispuesto a emplear la fuerza -algo a lo que se oponen Rusia, Francia, China y Egipto- y, por tanto, a actuar en solitario.
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