Indignado

Se suma a mi indignación como padre mi indignación como profesional de la enseñanza, y estoy ya bastante indignado.Mi hija, que cursa tercero de ESO en un instituto público, lleva desde que ha comenzado el curso, ya casi un mes, sin profesora de Lengua y Literatura y sin tutora. Parece ser que se trata de una baja por enfermedad sin sustitución por el momento.

En el centro donde trabajo, también un instituto público de enseñanza secundaria y bachillerato, un profesor pidió un permiso de un mes al que tenía derecho, se lo concedieron y, a punto de cumplirse ese periodo, no ha aparecido ningún sustituto.

Y mientras tanto, uno lee que dentro de pocos años, todos los alumnos tendrán un ordenador en clase y se pregunta por el grado de credibilidad de nuestra ministra cuando situaciones como las anteriores se producen (en mis 10 años de docencia y 10 también como padre de una hija escolarizada jamás había visto una cosa así). Podría enumerar otras deficiencias graves de la realidad de la enseñanza, como, por ejemplo, el número de alumnos por encima de los ratios, pero tal vez me dejara llevar por la indignación y dijera "claro, los hijos de los ministros y ministras no estudian en centros públicos".-