La Casa Blanca no descarta ninguna opción

La Casa Blanca se esconde en un doble lenguaje en la crisis con Irak. Por una parte, bien firme, no descarta la posibilidad de emplear la fuerza; por otra, asegura a través de Mike McCurry, portavoz oficial, que confía en que Naciones Unidas pueda forzar a Sadam Husein a- anular la decisión de expulsar a los norteamericanos miembros de la Comisión de la ONU encargada del desarme.

McCurry calificó de "completamente inaceptable" esta decisión. "Hay varias medidas que podemos tomar para garantizar que Irak cumpla las resoluciones del Consejo de Seguridad", dijo, pero evitó dar excesivos detalles. La Administración estadounidense no quiere pronunciarse sobre si estaría dispuesta a adoptar acciones unilaterales. "Nos alegramos de que esté produciéndose una respuesta multilateral por parte del mundo entero a esta violación de las resoluciones", dijo McCurry.

Los funcionarios de la ONU aseguran que la expulsión de los norteamericanos, que representan un 25% de las personas encargadas de realizar la inspección de Irak, supondría un golpe decisivo que acabaría con la misión.

El caso se considera la crisis más grave desde hace dos años, cuando el presidente norteamericano, Bill Clinton, ordenó el despliegue de más de 50.000 tropas en Oriente Próximo como respuesta al envío de tropas iraquíes a las proximidades de la frontera kuwaití. "Hernos visto repetidamente los esfuerzos de Sadam Husein para escapar a las consecuencias de las leyes internacionales que tiene que cumplir", señaló McCurry. "Cada vez que inicia este tipo de juegos, recibe una respuesta muy clara de la comunidad intemacional".

Los representantes estadounidenses en el Consejo de Seguridad se inclinan, por el momento, hacia las sanciones ecónomicas y un refuerzo del embargo. Otra opción es resucitar el borrador de resolución por el cual se prohibiría la entrada en los países miembros de agentes militares, del servicio secreto iraquí y otros altos cargos.