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"Siento las canciones como actos teatrales", afirma Hanna Schygulla

La actriz alemana presenta en Madrid tres recitales con temas de autor

Dicen que las dos actrices con más proyección internacional de la historia de Alemania han sido Marlene Dietrich y Hanna Schygulla. El Festival de Otoño de Madrid posibilita que a una de ellas se la pueda ver, desde hoy y hasta el domingo, escenificando canciones junto al músico Jean Marie Senia, en el Teatro de la Abadía. Schygulla entra como cantante en un territorio de aventura, desligada de su fama como actriz de cine que ha trabajado a las órdenes de grandes directores, y fundamentalmente del desaparecido Fassbinder. "Siento las canciones como actos teatrales", declaró ayer.

La actriz preferida de Fassbinder, con el que rodó veinte películas y alcanzó fama internacional, y una de las mujeres mejor acogidas por el nuevo cine alemán -ha trabajado con los más celebrados, como Straub, SchIóndorff, Wenders o Von Trotta-, explica el motivo por el que últimamente no hace películas: "Yo no he abandonado el cine, es el cine el que me ha dejado a mí, pero no es trágico, pasa con muchas actrices de mi edad y, en cualquier caso, sentía la urgencia de hacer otra cosa, sentía la necesidad de adentrarme en territorios más creativos para mí; a fin de cuentas, en el cine el 80% del trabajo consiste en esperar que esa máquina se ponga en marcha", dice. No obstante, se pregunta si no será que ella misma, al adentrarse en otros ámbitos escénicos, está poniendo freno, inconscientemente, a los proyectos cinematográficos, que en cualquier caso "olvidan a actrices de una edad como la mía", señala esta mujer que ronda la cincuentena y que es profundamente atractiva.

De Borges a Fassbinder

Schygulla abre su recital con un cuento de Borges, reducido para la escena, con el que la actriz se identifica. "Siento las canciones como actos teatrales, de ahí que quiera deshacerme de micros, porque así tengo todo mi cuerpo a mi disposición". Las canciones que ofrece en su recital, cantadas en español, francés y alemán, y acompañada por su músico de cabecera, Jean Marie Senia, transitan por textos de Rilke, Calderón, Neruda, Müller y otros autores, entre los que destacan dos nombres que han marcado la trayectoria de esta actriz: Jean-Claude Carrière (cinco temas) y Fassbinder (siete). "He sido un pasajero entre el mundo de ellos dos, porque cada uno, a su manera, son complementarios a la hora de entender la vida", dice en su correcto castellano aprendido en Cuba, tras la etapa en que estuvo allí con propuestas cinematográficas y televisivas que le llegaron de la mano de García Márquez.Ahora, convertida en cantante que no ha aprendido música ni ha recibido clases de voz (segun Carrière su fuerza es tal que no lo necesita), atraviesa una etapa feliz profesionalmente: "Canto porque me encanta, me fascina, también lo hago por la necesidad de romper rutinas, para no sentir que la vida es sólo un camino con un único sentido, y también en parte para recordar mis primeros pasos, cuando empecé como actriz sin formación en sitios muy humildes", dijo ayer la actriz, quien considera que la distancia entre la voz hablada o cantada no es mucha.

El origen de estos recitales que ahora pasea por medio mundo entusiasmando a los espectadores y transformándola de actriz de cine internacionalmente famosa en artista de culto, hay que buscarlo en su encuentro casual con el músico Jean Marie Senia, que también la acompaña en Madrid. "Empezó todo con unos cruces de fax y de casetes, pero con el tiempo se formó un repertorio, siempre basado en textos de peso, que llegaron a tener el poder de convertirse en esas piedras que caen al agua y forman ondas cada vez más grandes", dijo Schygulla de este repertorio en el que intencionadamente trata de tomar y transmitir conciencia del mundo, de la muerte, como hechos que pueden intensificar la percepción de la vida. "Es la manera con la que he conformado una estructura en la que está inmerso el mundo de los deseos y de los sueños".

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