"Me desagrada la moral de 'La guerra de las galaxias" afirma el autor de ciencia-ficción Orson Scott Card
El escritor norteamericano Orson Scott Sard (Salt Lake City, 1951) es una de las voces más singulares que ha dado la ciencia-ficción en los últimos años. Mormón practicante y misionero de su iglesia en Brasil a principios de los setenta, Scott Card alcanzó fama mundial a raíz de la publicación en 1985 de la novela El juego de Ender (publicada en España, como el resto de su obra, por Ediciones B). El interés por los dilemas morales, la emotividad, y un alto grado de lirismo caracterizan la producción de este autor que ha ganado los premios más importantes del género. "No me gusta la moral de la serie cinematográfica La guerra de las galaxias", manifestó ayer en Barcelona.
Scott Card participa como invitado de honor en la convención española de ciencia-ficción Hispacón, que se abre hoy en la localidad barcelonesa de Mataró, y de paso presenta su última novela, Hijos de la mente.El juego de Ender, que pronto se convertirá en película, según su autor, narra la historia de un niño, un cadete espacial, al que se educaba para luchar contra una raza invasora, los insectores. Ender se ejercitaba en los más difíciles problemas estratégicos para darse cuenta, al final, de que todas sus soluciones habían sido aplicadas de manera real para destruir a la raza alienígena y así él se había convertido, involuntariamente, en el mayor genocida de la Historia. El personaje de Ender, embargado por la culpa y la necesidad de redención, recalaba luego en otros mundos. Varias novelas han continuado la historia original.
Ray Bradbury decía cuando estuvo en Madrid hace unos años que el hombre no debe llevar sus pecados a las estrellas. Scott Card opina que eso es difícil: "No creo que la naturaleza humana cambie, el ser humano siempre necesitará la redención. El progreso, las máquinas lo que hacen es permitirnos pecar en una escala más amplia. En fin, eso no quiere decir que los hombres no puedan encontrar una forma mejor de vida". Pese a su aspecto digno de un riguroso predicador de Nantucket, Scott Card es un hombre simpático y divertido, y enemigo acérrimo de fanatismos. "Soy mormón, pero cuando hago ciencia-ficción, hago ciencia-ficción, no prédica, ni teología. Eso no quiere decir que mis historias no tengan una carga moral. Todas las historias tienen una carga moral y las más peligrosas son precisamente aquellas en las que el autor no se da cuenta de este hecho".
Scott Card se manifiesta muy preocupado en ese sentido por la moral de La guerra de las galaxias. La trilogía "trasmite el mensaje de que funciona más cerrar los ojos y desear algo que prepararse para conseguirlo, y tiene un final que me parece malévolo, con Darth Vader poniéndose a la altura moral de Yoda y Obi Wan Kenobi, con lo que la moraleja parece ser que no importa que te cargues todo un planeta ya que seguirás siendo bueno si no matas a tu hijo.
De la literatura de ciencia-ficción opina que hace demasiados años que el género se basa excesivamente en lo que se hace en Estados Unidos, y eso no es bueno: "'Todo el mundo tiene un futuro, no sólo Estados Unidos".
Babelia
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