Aznar califica de "fábulas" las críticas a los Presupuestos y al déficit sumergido

El presidente del Gobierno, José María Aznar, calificó ayer de "fábulas de quienes no tienen nada que decir" las críticas de la oposición a los últimos Presupuestos del Estado y al déficit sumergido que ha salido, a la luz con la difusión del documento del asesor presidencial José Barca. El sábado, el presidente de la Generalitat: de Cataluña, Jordi Pujol, emplazó a Aznar a explicar "qué hay de cierto" en el documento esgrimido por el PSOE en el Parlamento. "Hemos de saber la verdad de la situación económica y la capacidad de disciplina presupuestaria", advirtió.

ENVIADO ESPECIAL

Aznar respondió ayer con un despliegue de cifras macroeconómicas a la sugerencia de que el déficit del Estado está maquillado en los Presupuestos Generales del Estado, como apuntan los socialistas con el informe de José Barea, esgrimido por Joaquín Almunia en el Congreso de los Diputados."España terminará el año 1997 con una inflación del 2,1% o del 2,2%, que es la previsión del Gobierno; con un déficit del 2,9%, una décima por debajo de lo previsto; con un crecimiento en tomo al 3,4% o 3,5%, y con una creación de empleo del 2,7% o del 2,8%. En consecuencia, los datos económicos no pueden ser sino execelentes. El endeudamiento también será reducido en uno o dos puntos porcentuales respecto al PIB", afirmó el jefe del Gobierno.

Agregó que "España está en unas condiciones excelentes, en el grupo de cabeza para formar parte desde el primer momento de la Unión Económica y Monetaria, y ésa", dijo, "es la realidad de las cosas. Los hechos cantan, lo demás es simplemente fábulas de quien no tiene nada que decir".

Esta respuesta de Aznar fue la única concesión a la política interior que se realizó en la conferencia de prensa conjunta, dirigida con mano firme por el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbayev, poco acostumbrado, posiblemente, a las preguntas de los periodistas. Aznar se comprometió con Nazarbayev a abrir el próximo año una embajada de España en Almaty. Este gesto simbólico para un país que cuenta con escasa presencia diplomática en Asia demuestra la confianza del Gobierno español en las reservas petrolíferas de esta ex república soviética, que son exploradas por Repsol, entre otras compañías.

El palacio de Almaty, un sólido bloque de mármol blanco recientemente construido por una empresa francesa para ser el nuevo museo nacional y habilitado como residencia de Nazarbayev, desplegó sus mejores galas para recibir al presidente español. El amplio intercambio de parabienes contrastó con la dificultad encontrada inicialmente por la Secretaría de Estado de Comercio para cerrar la firma con sus homólogos kazajos de un crédito de Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD) por valor de 50 millones de dólares. Al final se selló el pacto, que establece el primer acuerdo importante de cooperación entre ambos países