Hong Kong lleva a las bolsas a un "lunes negro"
Wall Street cae un 7,18% tras dos interrupciones de la sesión para frenar el desplome
Los mercados financieros mundiales vivieron ayer otra jornada de infarto. Tal era la presión vendedora que Wall Street tiró del freno de emergencia y suspendió en dos ocasiones su actividad, un mecanismo de crisis que entra en funcionamiento por primera vez en la historia para tratar de evitar el pánico. Su principal índice, el Dow Jones, perdió un 7,18%. Las grandes bolsas europeas registraron retrocesos cercanos al 3%. Madrid superó incluso ese porcentaje y sufrió la peor caída del año, un 4,41%.
El desencadenante de la oleada de ventas fue de nuevo Hong Kong, cuyo índice Hang Seng perdió casi un 6%, que se sumaba al 20% de la semana anterior. La inestabilidad- financiera en Asia, hasta ahora una de las regiones económicamente más dinámicas del mundo, ha desatado el nerviosismo en el resto del mundo.
La oleada de ventas tuvo duras consecuencias en Europa, pero fue en América donde los efectos fueron más devastadores. El principal mercado del mundo, Wall Street, estrenó una medida ideada tras la crisis de octubre de 1987, interrumpir media hora las operaciones cuando el Dow Jones baja 350 puntos. El índice se acercó peligrosamente a esa cifra varias veces durante la jornada, fluctuó en todas direcciones y finalmente a las 2.30 en Nueva York (8.30 en España) cayó en picado, 359 puntos. La campana sonó insistentemente en Wall Street para detener la actividad.
Nueva suspensión
Nada más reanudarse la sesión, el índice tardó apenas 30 minutos en acumular un retroceso de 554 puntos, lo que forzó de nuevo la suspensión de las cotizaciones, esta vez durante una hora, según prevé el mecanismo de seguridad cuando la caída supere los 550 puntos. Eran las tres y media y faltaban sólo 30 minutos para el cierre de la sesión, por lo que ésta se dio por concluida. El índice Dow Jones quedó en 7.161,15 puntos, muy lejos del nivel de los 8.000 que había reconquistado este mes.Los inversores y analistas trataban de mantener la compostura y aseguraron que no hay síntomas de pánico y que esta puede ser, en realidad, la corrección que se espera desde hace tiempo. De hecho, sorprendía ver la calma que se respiraba en el parqué neoyorquino.
En 1988 se introdujo este mecanismo conocido como "interruptores del circuito", a fin de evitar que la fiebre vendedora se autoalimente a sí misma. El objetivo es dejar que los ánimos se enfríen.
Peor aún resultó la sesión en algunas plazas latinoamericanas. La Bolsa de México se vio obligado a tomar una medida similar a la estadounidense y la sesión fue interrumpida cuando su principal índice perdía el 9,97%. Al cierre, el retroceso era del 13,34%. La Bolsa de Sâo Paulo perdió un 14,97% y la de Buenos Aires un 13,73%. A su vez, la Bolsa de Auckland, en Nueva Zelanda, recibió la onda expansiva de Wall Street y retrocedió un 7,2% en los primeros 15 minutos de negociación tras la apertura del mercado.
De nada parece haber servido la recuperación de casi el 7% que registró Hong Kong el pasado viernes y que dio un breve respiro a los mercados occidentales. La recuperación fue tan sólo un ajuste dentro de una tendencia bajista.
Todas las bolsas europeas se dejaron llevar ayer desde la apertura por el pesimismo tras los nuevos recortes de los mercados asiáticos y lo acentuaron tras la apertura con fuerte tendencia a la baja de Nueva York. La Bolsa de Madrid perdió un 4,41% (25,62 puntos). Se trata de la caída más importante del año y la segunda desde las pasadas elecciones generales. Londres cedió el 2,61%, París el 2,79% y Francfort el 2,76%.
. Los mercados de valores tienen tres frentes abiertos en este momento y el asiático es el menor, aunque haya servido de detonante para una cadena de pérdidas que se temía desde hace tiempo. Por sí misma, la evolución a la baja de Wall Street ya es suficiente para hacer temblar a los mercados europeos, pendientes además del futuro de la UE.
En el caso de España, además, hace tiempo que se especula con una posible sobrevaloración de las cotizaciones animada por el proceso de privatizaciones, que llevó al índice general de Madrid a ganar el 43,93% desde enero a principios de este mes. El miércoles la ganancia se reducía al 34,7% y ayer quedaba en un 25%. El efecto de la crisis asiática le ha costado al índice de Madrid un 7,33%.
Todo apunta, además, a que la inestabilidad en Asia se mantendrá. Ayer, el temor a que las autoridades de Hong Kong -empeñadas en mantener la actual paridad de su moneda frente al dólar estadounidense- mantengan insoportablemente altos los tipos de interés deprimió el mercado de valores local, que clausuró la sesión con un retroceso del 5,8%.
Otra lógica
Paradójicamente, la nueva caída del segundo mercado asiático no perjudicó gravemente al resto de las bolsas de la zona, a excepción de la de Seúl, que perdió un 3,28% debido a los rumores de una nueva devaluación del won surcoreano. Kuala Lumpur retrocedió un 0,28%, Bangkok cayó un 0,98%, Yalcarta el 0,47% y Taiwan el 0,7%. Sólo subió Manila, aunque un modesto 0,5%.En esta ocasión, sin embargo, los mercados obedecieron a una lógica distinta a la del jueves negro de la semana pasada. Entonces la caída libre de las cotizaciones fue provocada por los temores ampliamente extendidos a una devaluación del dólar de Hong Kong, que hubiese mermado fuertemente el valor de los activos. Ayer, en cambio, el temor mayoritario era que la decisión inamovible de mantener el tipo de cambio con el dólar refuerce la tendencia al alza de los tipos de interés.
Esta política puede tener efectos devastadores en la economía de Hong Kong, que se basa esencialmente en los sectores inmobiliario y bancario y, por tanto, es extremadamente sensible al precio del dinero. Si los tipos a tres meses en el mercado interbancario permanecen en tomo al 16%, su nivel actual, las transacciones del sector inmobiliario, hoy congeladas por la crisis, se hundirán.
Asimismo, los particulares, que en Hong Kong tienen deudas con tipos variables para adquirir sus viviendas verán reducirse su poder adquisitivo, lo que repercutirá en el consumo. Dicho claramente, si los tipos a medio plazo continúan al nivel actual durante varias semanas, los beneficios de las empresas deberán ser seriamente revisados a la baja.
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