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El Último héroe de Cuba

Liván Hernández, el más joven de los exiliados del béisbol, asombra en EE UU

Era la mayor promesa del béisbol cubano dentro de la isla, pero él soñaba con otras metas. Y lo está consiguiendo en el gran norte, en Estados Unidos, donde se vive estos días el enfrentamiento cumbre de la temporada, las Series Mundiales, entre los Marlins de Miami y los Indios de Cleveland. Liván Hernández, del equipo de Florida, es ya el héroe de la comunidad cubana en el exilio y también de gran parte de la isla. En el fondo, es la estrella para toda una pequena nacion partida por la política, pero con el orgullo siempre ante el gigante norteamericano. Liván, un joven de 22 años recién llegado, que dejó la selección cubana durante una concentración en México, en septiembre de 1995, es todo un fenómeno, dentro del imparable empuje de los jugadores hispanos en el deporte más emblemático de Norteamérica.Los Marlins de Miami completaron hace una semana su triunfo sobre los Bravos de Atlanta (4-2) en la final de la Liga Nacional. Eliminaban así en semifinales a los campeones, el potentísimo equipo del empresario Ted Tumer y la actriz Jane Fonda. La estrella fue el lanzador ya veterano Kevin Brown. Sin embargo, la clase magistral la había impartido dos días antes, en puro español, el 12 de octubre, Liván, sustituto a última hora del griposo Brown y del lesionado Alex Fernández, también de origen cubano, pero ya nacido en Miami. Liván, que ya en la temporada regular rozó un gran récord, al llegar a nueve partidos consecutivos ganados, había sido descartado para las series finales al bajar algo su rendimiento. Pero el joven repescado volvió para batir un récord histórico y llevar a su equipo al triunfo por 2-1 en el quinto encuentro, que ponía a los Marlins con ventaja (3-2). Eliminó a 15 bateadores rivales y derrotó al mejor lanzador de las Grandes Ligas, Greg Maddux. El estadio de los Marlins, con más de 50.000 personas, fue un mar de banderas cubanas. Y Miami, no sólo la calle 8, la Pequeña Habana, otro tanto.

Pero la emoción por la hazaña también llegó a algo más de 90 millas, a Cuba. Aunque las emisoras de Miami se escuchan en La Habana, no en la Isla de la Juventud, antigua Isla de Pinos, al suroeste de la isla. Allí vive Miriam Carreras, la madre de Liván, a la que el Gobierno de Fidel Castro no ha dado aún permiso para reunirse con su hijo. Estados, Unidos ya le ha garantizado un visado de entrada. No tiene teléfono y desde la sexta entrada del partido empezaron a llamar a la casa de un vecino, en el quinto piso, para contarle el partido. Al final, la calle fue otra manifestación de algarabía.

El béisbol cubano es el mejor del mundo, teóricamente aficionado, al margen de Norteamérica. Apenas una derrota reciente ante Japón ha roto un palmarés que incluye los dos títulos olímpicos de Barcelona 92 y Atlanta 96. Liván era muy joven para Barcelona y quiso la libertad antes que ganar en Atlanta. Y ha tenido un camino duro, porque antes de esta temporada nadie apostaba ya por él. Fichado por un mínimo de dos millones de pesetas, muchos se echaron las manos a la cabeza cuando los Marlins le pagaron cerca de 700 y no respondió en los primeros entrenamientos. Fue enviado al equipo sucursal de Portlalid para jugar en una Liga menor.

Liván había engordado 15 kilos con el capitalismo. Mc'Donalds era su segunda casa. Los peloteros -como se les llama en puro espanol en Cuba a los jugadores de béisbol, el deporte nacional-, se dice que siempre han sido "culones". Pero aquello era demasiado. También su pasión por los coches le acabó de quitar la forma fisica. "Me di cuenta que el camino no era el mejor si quería jugar en las Ligas mayores", dijo. Y dejó de engullir hamburguesas. Ahora come sopas, ensaladas y, naturalmente, mucha comida cubana.

Gracias a ello también se convirtió el pasado sábado en el primer lanzador cubano que abría las Series Mundiales desde que lo hizo Luis Tiant en 1975 con los Medias Rojas de Boston. Esta vez, Liván no estuvo tan brillante, pero los Marlins ganaron también y empezaron mandando por 1-0 en la serie final. El domingo, en el segundo partido, los Indios igualaron con una exhibición (6-1) de sus muchos jugadores hispanos. Las Series Mundiales son aún más este año una fiesta de la Hispanidad. Liván descansó como es habitual en los lanzadores, que no resistirían el tremendo trabajo de brazo y hombro en partidos tan seguidos. Las series siguen hoy en Cleveland y la leyenda de Liván podrá continuar en el cuarto partido, mañana.

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