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Clima de tensiones y nervios entre el régimen cubano y la Iglesia ante la visita del Papa

El camino del Papa hacia Cuba aún no está libre de piedras y de zonas de sombra. Cuando faltan sólo tres meses para que se produzca el viaje, los preparativos de la visita marchan de forma muy lenta, y todavía el Gobierno no ha dado el sí definitivo a peticiones de la Iglesia como el acceso a los medios de comunicación o el permiso para realizar actos religiosos públicos. Esto, sumado a algunos incidentes de última hora, ha generado un clima de nervios y tensiones sordas entre Iglesia y Estado. En este contexto, hoy llegan a La Habana dos hombres clave del Vaticano para la preparación de los viajes papales, el Maestro de Celebraciones Litúrgicas y Pontificias, Piero Marini, y el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls.

Marini y Navarro-Valls llegarán a la isla cuando todavía hay varios problemas por resolver. Quizás, el que más afecta y preocupa a la Iglesia es el del acceso a los medios de comunicación, algo que se considera esencial para el éxito de la visita.La Iglesia católica posee 12 publicaciones, entre revistas, boletines y hojas parroquiales, pero todas son de edición muy limitada (la de más tirada, Vida Cristiana, edita 85.000 ejemplares, pero es una publicación de una sóla hoja). Dichos medios son claramente insuficientes en un país de 11 millones de habitantes, que no es mayoritariamente católico, y en el cual sólo el 15% de la población practica formalmente alguna religión.

La Iglesia ha pedido, por ejemplo, que se emitan por televisión una serie de documentales informativos en los que se explica quién es el Papa y a que viene a Cuba. También que algunos obispos y representantes de la jerarquía católica tengan acceso a programas de radio y televisión, así como que las cuatro misas que el Papa oficiará en Cuba sean retransmitidas en directo por televisión.

Sin embargo, a esta alturas todavía las autoridades cubanas no han dado respuesta alguna. Ni siquiera se ha aprobado una solicitud presentada hace casi un año por el obispo de Cienfuegos, Emilio Aranguren, para tener un pequeño espacio semanal en una emisora de radio local en esa provincia.

Otro tema polémico es el del apoyo logístico que dará el Gobierno a la Iglesia para que la población puedan asistir a las misas del Papa. La Iglesia no posee medios de transporte suficientes para garantizar el acceso de decenas de miles de personas a las plazas públicas donde se celebrarán las misas y, además, algunas se realizarán en días laborables.

Por ello, es vital para la Iglesia que el Estado apoye decididamente las misas con transporte público y permita a sus trabajadores que asistan a ellas durante la jornada laboral, algo a lo que el Gobierno de Fidel Castro no se ha comprometido de momento, como tampoco a declarar festivo el día de Navidad.

"Todas estas peticiones se están evaluando, y a medida que se acerque la fecha de la visita del Papa, se irán resolviendo", dijo en tono conciliador, pero con firmeza, la Jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Caridad Diego, en una reciente rueda de prensa.

A estas zonas de sombras que rodean los preparativos del viaje que Juan Pablo II realizará a Cuba entre el 21 y el 25 de enero próximos, se han sumado en los últimas semanas algunos obstáculos de última hora. El primero ha sido el cambio de lugar y las restricciones impuestas a algunas de las 13 misas al aire libre que la Iglesia ha previsto celebrar en La Habana hasta diciembre como "ensayos" de la que oficiará el Papa.

La que se celebró en el pueblo de Bejucal el pasado 12 de octubre, hubo de realizarse dentro del templo por imposición de las autoridades, en contra de lo que estaba previsto. Esto provocó críticas del cardenal de La Habana, Jaime Ortega, quien en su homilía lamentó estos hechos y también la prohibición de realizar peregrinaciones en la calle con la Virgen de la Caridad, la patrona de los cubanos.

Diego justificó estas medidas por 11 cuestiones de orden público". "Tomamos estas medidas donde pensamos que pudieran producirse hechos inconvenientes de cualquier índole, que no benefician a nadie". Diego señaló que "no hay una prohibición de las procesiones", pero dijo que "sí tiene que haber un aseguramiento para que no haya desorden y manipulaciones políticas".

Otro elemento perturbador es el viaje de exiliados que el Gobierno de EE UU ha autorizado a visitar la isla para participar en los actos religiosos que celebrará el Papa. El viaje en barco, organizado por la archidiócesis de Miami, todavía no ha sido autorizado por La Habana.

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