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El futuro que planea

Vicente González Olaya

La ampliación de Barajas provocará un enorme impacto sonoro en los barrios y pueblos que rodean el aeropuerto. Cuando todo esté acabado, el número de aeronaves se duplicará. El ruido de los motores se extenderá sobre viviendas, parques y carreteras. El Gobierno central ha destinado 16.000 millones de pesetas para que los afectados aíslen sus casas mediante gruesos cristales y la instalación de pantallas acústicas. Pero son pocos los que desean vivir en viviendas acorazadas.Ante esta situación, el Gobierno de Ruiz-Gallardón puso sobre la mesa una nueva solución: construir un aeropuerto de nueva planta en el municipio de Campo Real (2.540 habitantes), un pueblo alejado 25 kilómetros de Madrid y sin apenas población en tomo suyo.

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Para ello, la Comunidad de Madrid ya ha realizado una reserva de suelo por si alguna vez el Gobierno central decide que ya no se puede ampliar más Barajas, una posibilidad que empieza a tenerse en cuenta. En el llamado Plan Especial del Sistema General Aeroportuarlo Madrid-Barajas, elaborado por AENA, se reconoce que "es inevitable que el aeropuerto de Barajas quede obsoleto a largo plazo".

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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