Perfume de intimidad

Una vez más, la inmensa humanidad de Txetxo y la carismática personalidad artística de este delicado intérprete y compositor se ganó por completo a una audiencia ávida de disfrutar de pequeflas joyas musicales. Piezas que tal vez no hayan sido valoradas en la justa medida de sus merecimientos.Contando con ritmos programados, en los que la cadencia étnica se complementa con la expresiva frialdad de las máquinas, y unos músicos tremendos capaces de hacer saltar chispas de sus instrumentos, Bengoetxea realizó un hermoso y entrañable concierto, en el que sus temas de siempre, algunos de ellos regrabados en su último disco, Cerca del aire, volvieron a expandir en el ambiente ese dulce perfume de intimidad, de poesía, de sentimientos encerrados en hermosos cofrecillos de tres minutos de duración, que, técnicamente, se denominan canciones.

Un momento especial de la. noche lo constituyó la interpretación del tema Vuelve a llamar, con el que Txetxo recordó a los amigos que se marcharon de este mundo, pero no de su corazón. Fue, en definitiva, una velada tremendamente agradable, que debería convertirse en peldaño definitivo para que Txetxo Bengoetxea sitúe a sus queridas japonesas donde éstas se merecen. En lo más alto.