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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Opacidad de Endesa

LA PRIVATIZACIÓN parcial de la compañía eléctrica Endesa -la primera y más rentable de las empresas públicas españolas- es la mayor oferta pública de venta de acciones que se ha organizado en España: colocará en el mercado 260 millones de títulos y aportará a las arcas del Estado unos 800.000 millones de pesetas. Una operación de esta envergadura -resuelta con notable éxito en el tramo minorista, aunque con más dificultades en el tramo institucional extranjero- se convierte, se pretenda o no, en un examen en toda regla a los mecanismos del mercado, tanto en lo que se refiere a los reflejos de transparencia informativa deja propia empresa como a la eficacia de los sistemas de supervisión y control. Se trata, en resumen, de una operación en la que todos los detalles debían estar en perfecto estado de revista, expuestos a la transparencia más puntillosa y libres de cualquier sombra de sospecha.A la luz de esta experiencia, Endesa no ha estado a la altura de las circunstancias. Con un sentido de la oportunidad harto discutible, los responsables de la compañía hicieron coincidir casi en el tiempo la venta de acciones con otra negociación de gran importancia para los potenciales inversores: la compra, por parte de Endesa, de casi el 30% del capital de la sociedad eléctrica chilena Enersis. Esta coincidencia introdujo una confusión innecesaria para los accionistas presentes y futuros de la sociedad. Posteriormente cometieron otro error, éste de mayor gravedad: para informar al mercado sobre las condiciones del acuerdo con Enersis enviaron el pasado 4 de agosto a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) -organismo regulador español- un resumen de 13 folios con una síntesis de los aspectos centrales dé la adquisición y con tan escaso bagaje dieron por zanjados los compromisos informativos. Mientras, la SEC (Stock Exchange Commision) -el organismo regulador del mercado de valores norteamericano- contaba desde el pasado 17 de septiembre con un informe estratégico completo, incluida una copia del contrato Endesa-Enersis remitido por la compañía chilena. De esta forma, un inversor en Wall Street ha tenido más información disponible que cualquier inversor español. Casi un mes después, y a requerimiento de la CNMV, la empresa eléctrica española remitía apresuradamente a la Comisión -en su versión inglesa, sin traducción al castellano- una copia del informe que ya estaba en los archivos de la SEC.

Aunque la actuación de Endesa no sea sancionable -no ha vulnerado ley alguna; tan sólo ha hecho caso omiso de la circular 9197, que detalla las obligaciones de información del emisor-, lo cierto es que ha mostrado muy poco respeto por los accionistas españoles y se ha burlado objetivamente de las reglas de transparencia. Porque el menguado resumen enviado en agosto a la Comisión omitía hechos tan relevantes para los inversores como que la empresa española tendría el control de todas las inversiones conjuntas en Latinoamérica o que la participación de Enersis en Endesa -el 5%, que tomaba misteriosamente al margen de la privatización en marcha de la empresa española- podría deshacerse si un accionista no deseado toma el control de Endesa al concluir su privatización. Enersis impuso ayer una renegociación de estos y otros puntos conflictivos del acuerdo, lo que habla de las sospechas que ha despertado en Chile. Esa decisión abunda sobre esa carencia de información que, ha exhibido Endesa y abre algunos interrogantes. sobre su modus operandí en la negociación con la firma chilena.

El comportamiento del equipo de gestión de Endesa ha sido opaco en este caso y, lo que es peor, ha puesto en grave riesgo la credibilidad de una empresa tan emblemática en el exterior como Endesa. Es inadmisible el argumento de que la información hurtada a la CNMV -y, por tanto, al mercado- no era relevante, porque son los accionistas e inversores quienes deben decidir cuál es la información relevante para sus intereses una vez conocidos todos los hechos. Endesa no ha aprendido gran cosa de su mala experiencia anterior con las autoridades de supervisión del mercado; recuérdese que esta empresa fue sancionada por no cumplir los requerimientos de la CNMV. Cabe, además, otra reflexión poco tranquilizadora: hay que preguntarse si la CNMV, en su configuración legal presente, garantiza una información suficiente a los mercados. Está claro que al menos no tanta como la SEC a los norteamericanos.

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