Ni fu ni fa
¿Por qué género se ha decantado Flotats? ¿Comedia, farsa, vodevil, drama, tragedia monda y lironda? Pues, la. verdad, no lo sé. Yo diría que hay de todo, de todo un poco.Falta un buen director. Un buen director que dirija a ese excelente actor que es Josep Maria Flotats, el cual, la mayoría de las veces, no se sabe dirigir. Un buen director que dé un sentido a esa Gavina, la cual, a fuerza de ser tantas cosas, o de querer ser tantas cosas, acaba siendo, pues eso: ni fu ni fa.
La Espert es la triunfadora indiscutible, desde que en el primer acto hace su salida a escena, chupando retina y llenando, ella sola, un escenario que resulta más largo que un día sin pan.
Una escenografía a lo Metro Goldwyn: rayos, tormentas, chapuzones en el lago, con agua "de verdad"; maravilloso bosque y no menos maravillosa puesta de sol..., pero con la silueta de un tipo que, entre tanta modernidad, tanta tecnología, arrastraba de la mano una cortina de un lado a otro del escenario. Una escenografía de nou ric, para arropar una casa chejoviana, tan poco chejoviana que los personajes daban la vuelta entera a la misma, para entrar por una de sus ventanas... Un escenario de cine, con todas las perspectivas imaginables, por el que se mueven actores y actrices de distintas familias y procedencias.
L a gavina
De Chéjov. Intérpretes: Pere Arquillué Anna María Barbany, Joan Borrás, Jaume Comas, Núria Espert, Josep, María- Flotats, Stanislav Frolov, Ariadna Gil, Alexander Korotkov,Denis Malychev,,Ramon - Madaula, Pep Mirás, Mercé Pons, Josep María Pou. Iluminación: Vinicio Cheli.Vestuario: Franca Squarciapino. Escenografía: Ezio Frigerio. Versión catalana (del original ruso): Raquel Ribó. Dirección: Josep María Flotats, Teatre Nacional de Catalunya (TNC), Barcelona, 14 de octubre.
Entre ellos, Josep Maria Pou (Dorn, el médico), paseándose por el escenario como quien se pasea por el plató de un rodaje de Nikita Mijalkov. Con autoridad, luciendo un Dorn, de dentro afuera, apuntalado con tres pequeños gestos, los imprescindibles. Un Pou que viene de José Luis Alonso y de lo mucho que ese estupendo actor ha visto en los escenarios de Londres o de Nueva York. Junto a él, una Mercè Pons que se merecía el papel de Nina (sabe mucho más teatro que Ariadna Gil, la cual no pasa del intento, menudo intento: se merece todos los elogios por enfrentarse al personaje más difícil, más extraño de todo el teatro de Chéjov).
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