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El 'Hespérides' sondea el Atlántico oriental

La circulación del agua influye en el clima y en las pesquerías

Dos terceras partes de la superficie del planeta son agua y, sin embargo, se conoce mucho peor el océano que la tierra emergida, más accesible a la exploración detallada. Poco a poco, investigando a fondo zonas del mar concretas como piezas de un rompecabezas que luego encajan para que el conjunto cobre sentido, los oceanógrafos están desvelando los secretos marinos. Una de esas piezas, y de evidente relevancia por su situación geográfica, es el Atlántico oriental, entre Gibraltar y Canarias.El buque español de investigación Hespérides acaba de navegar por esa pieza del mar en busca de corrientes, de lenguas de agua y de remolinos que configuran la dinámica del océano y de los afloramientos de nutrientes que en última instancia se traducen en pesquerías. Durante casi una semana, 11 científicos, bajo la dirección de José Luis Pelegrí, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han ido midiendo la temperatura del agua a diferentes profundidades, las concentraciones de nutrientes, la salinidad ... ; en general, las características físicas, químicas y biológicas del mar.

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"El objetivo del estudio es entender bien la circulación del agua en esta zona, la corriente de Canarias", señaló Pelegrí en el Hespérides. La zona, cuya dinámica tiene influencia de largo alcance en el Atlántico, abarca 1.000 kilómetros que separan la Península de Canarias. Sobre unas cartas, este oceanógrafo explicó cómo más de un millón de metros cúbicos de agua por segundo entran en dirección a la costa marroquí, la cual! los frena y los hace recircular hacia el Sur. A la altura del cabo Ghir, el agua sale hacia el océano abierto en una lengua de agua fría, rica en nutrientes. Las aguas, ricas en nutrientes son responsables de la alta productividad de la zona , que determina la riqueza pesquera que explotan, entre otros, los pesqueros españoles.

En esa lengua, un filamento que se aprecia perfectamente en las imágenes tomadas desde satélites, el Hespérides hizo un recorrido en zigzag para que los oceanógrafos bajaran al agua equipos de sondeo hasta 1.000 metros de profundidad, midiendo la conductividad (salinidad), la temperatura y la fluorescencia (indica presencia de clorofila).

Además lanzaron 42 sondas, denominadas XBT, que son como un pequeño torpedo con un sensor de temperatura. "A partir de esta información podemos calcular con precisión cuáles son los flujos de agua en esta región", señala Pelegrí. Dos boyas de deriva lanzadas desde el buque para seguir el rastro de las corrientes siguen emitiendo su señal a los satélites dos semanas después, informa el oceanógafo de Las Palmas.

Los investigadores sospecha que el mecanismo en acción e esta zona, a grandes rasgos, es el siguiente: por un lado, los vientos alisios empujan el agua superficial hacia Occidente y el vacío que deja se rellena con agua fría y rica en nutrientes procedente de mayores profundidade-; paralelamente hay una corriente en sentido Norte-Sur, que es la que genera el filamento de cabo Ghir.

"El problema es muy complejo y poco a poco vamos comprendiendo los elementos y sus interacciones, las tendencias y la variabilidad", dice Pelegrí. Sólo así podrá entenderse el océano, un medio determinante, además, en el clima mundial por su in mensa capacidad de almacenar calor, por ser un sumidero de dióxido de carbono y por las interacciones con la atmósfera.

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