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Las víctimas del ciclón increpan a Zedillo en Acapulco por la falta de ayuda

Hambrientos, indignados, los vecinos de Acapulco increparon ayer al presidente Ernesto Zedillo por el caos que se ha vivido tras el paso devastador del huracán Paulina, del que el Gobierno ni siquiera ha podido concretar el número de víctimas. Mientras Zedillo besaba a los bebés y a las señoras mayores ante las cámaras en un centro de acogida, otros afectados por el huracán gritaban con frustración, quejándose de que la ayuda no ha llegado tres días después del desastre."¿No hay agua?", preguntó Zedillo a la multitud. "¡No!", gritaba el gentío. "¿No hay ropa?" "¡No!". Zedillo no hizo más preguntas.

El Gobierno asegura que hay 136 muertos y 300 desaparecidos. Pero la Cruz Roja eleva los muertos a 400, además de 20.000 personas sin hogar.

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