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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La paradoja de Rojo

LA CONFIANZA incondicional en la recuperación económica se ha reducido tras un periodo de despreocupado optimismo de muy pocos meses. Los mercados bursátiles sufrieron ayer una, rectificación en toda Europa. Primero fueron empujados por la profunda caída de Wall Street el miércoles, provocada, a su vez por la advertencia del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, de que la economía estadounidense se encuentra en una "vía insostenible". El remate llegó con la drástica decisión del Bundesbank de aumentar el tipo de intervención diaria en 0,30 puntos, seguida inmediatamente por los bancos centrales de Francia, Austría, Bélgica y Holanda. El Tesoro estadounidense y el Buba alemán, verdaderos halcones monetarios, han actuado con contundencia para evitar, antes incluso de que se geste, cualquier atisbo de repunte de los precios de sus respectívas economias y áreas de influencia. Es una cruel paradoja que Greenspan haya amagado con una subida de tipos precisamente porque el crecimiento del empleo en EE UU genera el temor de que los salarios suban y la inflación desborde los diques actuales. Pero la paradoja dé Greenspan se queda corta ante el callejón sin salida en el que, de repente, se en cuentra el Banco de España. Mientras el Bundesbank reacciona ante las amenazas de repunte inflacionista de forma preventiva y contundente, la autoridad monetaria española se ve obligada, en aras de la convergencia de tipos de interés de Maastricht, a actuar con el paso cambiado y bajarlos en un momento en el que rebrota la inflación. A este respecto, la intervención pública de las autoridades económicas- con mención especial para el vicepresidente Rato, que niega unos riesgos inflacionistas evidentes porl a sola evolución del dólar o el precio del crudo- deja mucho que desear y revela un propa gandismo poco compatible con la importancia de los intereses que gestionan.

Aunque el Buba juega con la ventaja de que será la referencia para el tipo de interés europeo -cuando exista- y, por tanto, el Banco de España dispone de un amplio margen de maniobra, ello no evita que pueda quedar en situación desairada y con fiancos monetarios importantes expuestos a la especulación -la deuda y la peseta-. Esta exposición a los riesgos especulativos no se hubiera producido si el calendario de formación de la UEM hubiese sido más flexible, con mayor margen para acortar la integración. Ahora es tarde para lamentarlo y sólo cabe desear que la fortaleza de la situación macroeconómica española y la certeza de la integración reduzcan o eliminen la tentación especulativa.

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