Una pequeña obra maestra

A lo largo de treinta y tantos años de ininterrumpida actividad profesional, Mario Camus ha dirigido, y en la mayoría de los casos también escrito, 25 películas. Tras una primera etapa de aprendizaje, a través del éxito de La colmena (1982) y Los santos inocentes (1984) se convierte en un reputado adaptador de famosas novelas, pero su cine adquiere una nueva dimensión cuando, con los años noventa, comienza a trabajar sobre guiones originales suyos y hace obras maestras como Sombras en una batalla (1992).Ante la indiferencia de gran parte de la crítica y sin mucho apoyo del público, poco a poco Mario Camus se ha convertido en uno de los grandes del cine español con una obra que crece de día en día en profundidad y calidad. Mientras, una vez más, demuestra que la única manera de aprender a hacer cine, a dominar el lenguaje cinematográfico, es con la mucha y continuada práctica.

Con El color de las nubes, su última película, recibida con excesiva frialdad en el reciente Festival de San Sebastián, vuelve a hacer una de esas pequeñas obras maestras que cada vez aparecen con mayor frecuencia en su filmografía. Rodada sin ningún tipo de excesos, con una gran modestia y una inmensa habilidad narrativa, es uno de los más sutiles y entemecedores trabajos de la última y mejor etapa de su larga carrera.

Pasado y presente

En esta ocasión Mario Camus ha recurrido a Miguel Rubio, uno de sus más antiguos y fieles coguionistas, para contar una sucesión de anécdotas paralelas, que no tardan en converger en una sola, pero que, como en sus mejores y más personales trabajos, una vez más se apoya y es impulsada por una historia que surge del pasado con tanta fuerza que llega a desequilibrar el presente.El color de las nubes narra la intensa y compleja amistad que llega a nacer entre dos niños, un huido de su hogar y un refugiado bosnio, y dos ancianos, una mujer a la que quieren arrebatar la casa en que siempre ha vivido y un pescador que trata de ayudar la a recuperarla, unos seres uni dos por su propia y diferentes marginalidad, que se enfrentan con los tenues amores de una pareja, que se sitúa entre ellos como tradicional lazo de unión. Rodada en Santander y Madrid, tal como le gusta hacer a Mario Camus en sus más personales películas, El color de las nubes se convierte en una lección de sutil habilidad narrativa, al tiempo que una nueva confirmación de sus dotes como director de actores. Dentro de un estupendo conjunto destacan José María Domenech y Julia Gutiérrez Caba, que encarnan a los mayores, y los debutantes Pedro Barrejón y Adis Suljic, que dan vida a los pequeños.