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La Comunidad convoca una cumbre para regular la marcha nocturna

Antonio Jiménez Barca

El consejero de Presidencia, Jesús Pedroche, del PP, lleva marcada en su agenda una fecha que decidirá el futuro noctámbulo de la ciudad de Madrid. El día concreto es el 22 de octubre, y además del consejero, se reunirán en la misma sala, entre otros, dueños de bares de copas, propietarios de discotecas, sindicatos, usuarios, asociaciones de jóvenes y representantes de los vecinos a los que la juerga nocturna no deja pegar ojo. Ahí dentro se discutirá, por ejemplo, a qué hora deberán cerrar los bares de copas si, como en la Comunidad Valenciana, se prohibirá beber en la calle (actividad practicada por adolescentes, preferiblemente en el centro y en parques de la capital).Pedroche es sumamente cauteloso a la hora de hablar de este asunto."Se decida lo que se decida, va a ser muy polémico, así que habrá que hacerlo con cuidado". La reunión pretende regular los puntos más escabrosos del futuro reglamento que desarrollará la Ley de Espectáculos de la Comunidad de Madrid (aprobada este año).

El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, del PP, mucho más tajante que el consejero Pedroche a la hora de opinar sobre en este asunto, asegura: "La calle está para pasear y no para beber, ni alcohol ni nada; debería impedirse", aseguró el viernes.

El Ayuntamiento de la capital, dentro de su restringido margen de maniobra legal en este asunto, asegura que hace lo que puede: el edil de Seguridad, José Ignacio Echeverría, ya ha pedido a sus asesores que reescriban la ordenanza que regula los bares de copas. El objetivo es claro: impedir que los clientes que piden la bebida en la barra se la tomen en la calle. "Y nada mejor que multar al local para que no lo permita", argumenta Echeverría Lo de prohibir que se beba en la calle es más complejo: depende de la Comunidad de Madrid, que es el organismo con competencias para elaborar leyes.

Contenedores especiales

Tres comercios multados con un millón por vender alcohol a menores

El concejal colocó contenedores especiales para evitar el de sastre, pero los chicos siguen prefiriendo arrojar los cascos al suelo. Muchos días, el propio Molina, con ropa de campaña, acompaña a su equipo para verificar que lo que limpian un fin de semana aparece al siguiente.Otro distrito conflictivo por los ruidos nocturnos ha sido el de Vicálvaro. La concejal Carmen Torralba, del PP, mantuvo un pulso antes del verano con los propietarios de bares de copas que cerraban después de las 2.30 de la madrugada. Hasta que la Comunidad modifique la ley, ésta es la hora a la que, teórica mente, deben quedar desiertos los locales. Pocos propietarios la cumplen. En Vicálvaro, tras alguna visita de la Policía Municipal con la orden de precinto en la mano, y después de una manifestación de dueños de establecimientos, la cosa quedó en tablas: la concejal aceptó ampliar 45 minutos el horario. Para que el asunto no se desmadre, la edil pretende declarar el área de copas de su distrito, zona medioambientalmente protegida, lo que dificultará la apertura de nuevos bares.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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