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Hacienda retrasa 'el catastrazo' hasta el 2001

Antonio Jiménez Barca

La subida del valor catastral de los pisos madrileños, el catastrazo, no se aplicará hasta el año 2001. Los madrileños pagarán entonces más por el impuesto de bienes inmuebles (IBI) y el de la renta, ya que el coste de su vivienda se incrementará a efectos legales. Lo aseguró ayer el concejal de Hacienda, Pedro Bujidos, que citó su fuente de información: el director general del Catastro del Ministerio de Hacienda, Jesús Media. Bujidos eligió un sitio apropiado para la noticia: el pleno municipal sobre impuestos tasas, en el que el PP tumbó las 30 enmiendas presentadas por la oposición.

La "revisión" (en el fondo, subida) del valor catastral de los pisos es una vieja idea del Gobierno socialista. Se empezó a preparar en 1990, y su andadura, muy polémica, terminará 11 años después. La modificación del catastro permitirá igualar los precios de mercado de las viviendas con lo que figura en las escrituras y en las declaraciones de impuestos. Hace un año, todo apuntaba a que el 2000 sería la fecha decísiva. Pero "las dificultades técnicas", según explicó Bujidos ayer, han aplazado la medida.El responsable de las finanzas municipales, en un movido pleno, bregó ayer en solitario con las críticas de la oposición a la cuantía de los impuestos y tasas decididas por el equipo de gobierno, del PP, para 1998. Los concejales populares aprobaron, con el voto en contra de PSOE e IU, lo que deberán pagar los madrileños a partir de enero por el IBI, que sube un 2,1% (el índice de precios al consumo previsto para 1998), por el impuesto de actividades económicas (IAE), que no sube, o por el de circulación, que se incrementa también un 2,1%.

Historia de niños

Gerardo del Val, de Izquierda Unida, abrió el debate como SI estuviera contando una historia a un niño: "Una tranquila tarde de verano, el alcalde de Madrid le dijo a su amigo el concejal de Hacienda: 'En esto de los impuestos, tú sube un poquito casi todo y baja la grúa, que pronto hay elecciones'. Así se han hecho las tasas del año que viene". El edil de IU cambió entonces el tono de su voz y arremetió de frente: "Nos han dado una lista llena de cifras. Pero ¿cuál es su finalidad?". Del Val se respondió a sí mismo y explicó qué significa, a su juicio, decidir los impuestos. "Pueden servir para intervenir en la ciudad y distribuir la riqueza. Es un paso modesto, pero menos es nada".Acto seguido, Del Val dictó sus ocho propuestas. Entre ellas figuraba la de cambiar la categoría de las calles de los distritos del sur, "los más pobres", para que los ciudadanos de esta zona paguen menos. También pidió que las empresas y los centros comerciales abonen una tasa especial por la recogida de la basura, y exigió que desembolsaran más en el impuesto de circulación los dueños de los coches más potentes.

Después intervino el concejal socialista Enrique Tierno. En su caso, leyó, una a una, 21 enmiendas. A toda prisa, eso sí, ya que el alcalde había pedido brevedad a los concejales. Entre lo que expuso el edil socialista se contaba la "congelación real" del IBI, esto es, que no se elevara el 2,1%, sino el 0%. "Usted llama a su subida, señor Bujidos, congelación técnica. Pues quítele lo de técnica y déjelo en congelación. El resto es hipocresía política, y en eso le van a dar un Oscar".

Bujidos contraatacó con ironía: "Ha leído tan velozmente sus propuestas que me da la impresión de que no se las cree". Aquí se armó una buena. La oposición gritó que si se había sido breve era precisamente porque el alcalde así lo había exigido. Y el propio Álvarez del Manzano, cuando oyó el revuelo, calmó los ánimos con un consejo a su concejal de Hacienda: "No provoque", le dijo. Bujidos respondió obedientemente: "Eso haré". Y pasó a contestar a Del Val.

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Ayuntamiento impotente

El responsable de las arcas del Ayuntamiento explicó que no aceptaba ninguna de las enmiendas de IU porque, "en algunos puntos, el municipio no tiene poder para cambiar lo que se pide, y en otros es ilegal, como la tasa de basuras a las grandes superficies".Las 21 enmiendas del grupo socialista corrieron igual suerte: "No puedo aceptar tampoco ni una, y bien sabe Dios que he estado hasta las nueve de la noche estudiando la manera de aprobarlas", indicó Bujidos. Un murmullo de rechazo surgió de los bancos socialistas. El alcalde impuso calma, y el concejal de Hacienda prosiguió: "En una de sus enmiendas se propone, así por las buenas, una rebaja que implica perder 4.500 millones. Y en otra, sobre piscinas, se plantea otra rebaja que, en números reales, no pasa de ser dos pesetas más a la hora de entrar al polideportivo", añadió Bujidos.

El portavoz municipal de IU, Francisco Herrera, volvió a contraatacar: "El Ayuntamiento no es un monigote. Puede hacer cosas como las que pedimos".

El portavoz socialista, Juan Barranco, fue más práctico. Solicitó una comisión que estudiara el cambio de las ordenanzas fiscales "para adaptarlas al siglo XX". El alcalde estuvo de acuerdo. Hizo un gesto a Bujidos y éste aceptó la propuesta.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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