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Italia y Francia anuncian una iniciativa en la Unión Europea para reducir la jornada laboral

Francia e Italia sellaron ayer con una declaración conjunta suscrita en la cumbre bilateral de Chambéry el propósito de trasladar a las instancias europeas el debate, abierto en sus respectivos países, sobre la reducción del tiempo de trabajo y la lucha contra el paro. La declaración, preparada la víspera en el curso de una conversación telefónica mantenida por la ministra de Trabajo francesa, Martine Aubry, y su homólogo italiano, Tiziano Treu, pone igualmente el acento en la flexibilidad del mercado laboral, otra de las cuestiones sobre las que gira en buena medida la discusión económica europea.

La adhesión expresa de Italia a la propuesta de reducción del tiempo de trabajo supone un respaldo notable al Gobierno francés en su empeño por conseguir que la Unión Europea asuma como objetivo propio la lucha contra el desempleo. Ambos países tendrán la oportunidad de plantear esta inquietud en el Consejo Europeo extraordinario de Luxemburgo que se celebrará el 20 y 21 de, noviembre próximos.De acuerdo con las previsiones de la mayoría de los expertos, el aumento de las tasas de crecimiento no evitará la persistencia del paro en los países europeos si no se modifican las condiciones del mercado y del tiempo de trabajo. Ayer, en Chambéry, el primer ministro francés insistió en esa misma cuestión tras destacar que "la creación de empleo debe ser la prioridad de nuestros objetivos políticos y de nuestros compromisos presupuestarios".

Sin aludir expresamente a la propuesta de llegar a las 35 horas semanales que el Gobierno de París ha planteado a los sindicatos y empresarios franceses, el texto de la cumbre bilateral de Chambéry proclama que la reducción del tiempo de trabajo debe permitir la creación de nuevos empleos contando con el apoyo financiero del Estado y el consenso entre las partes sociales. Pese a que no se le conoce una actitud favorable a la reducción del tiempo de trabajo y que sus anteriores pronunciamientos invitan más bien a suponerlo contrario, el presidente de la República francesa Jacques Chirac encontró ayer el texto "excelente" y "muy bien compensado", debido seguramente a la ausencia de referencias a las 35 horas.

Un dato que echaron en falta los comunistas italianos, a juzgar por la reacción de Nerio Resi, responsable económico del Partido de la Refundación Comunista (PRC), partido que ha presionado para que el Gobierno italiano se comprometiera en la reducción del tiempo de trabajo y que amenaza actualmente al Gobierno de centroizquierda de Romano Prodi con retirarle su apoyo. Nerio Resi juzgó "insuficiente" el texto aprobado y, entre otros reproches, aludió a la falta de un calendario de aplicación, a la no mención de las 35 horas semanales y a la ausencia de referencias sobre una legislación específica.

Paso firme

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Por el contrario, la declaración de Chambéry permitió a la ministra de Trabajo francesa dirigirse con paso firme, superior incluso al que muestra habitualmente, a la reunión preparatoria de la Conferencia Nacional de Empleo que congregará el próximo día 10 a empresarios y trabajadores.

En línea con la posición del primer ministro, Lionel Jospin, y en, un alarde de sintonía dentro de la forzosa cohabitación con los socialistas, Jacques Chirac se sumó en Chambéry al objetivo de crear una Europa "ejemplar en el terreno social". Lionel Jospin indicó, por su parte, que la declaración tiene la virtud de situar al paro en el "corazón de nuestras preocupaciones" y, tras prevenir contra el exceso de espectativas en el terreno del desempleo, dijo que el texto suscrito no condiciona las medidas que cada gobierno puede adoptar en sus ámbitos legislativos.

El presidente del Consejo italiano, Romano Prodi, suscribió igualmente la necesidad invocada reiteradamente por el Gobierno francés de establecer una coordinación económica entre los países que accederán al euro, palabras que dieron pie a Lionel Jospin para reiterar su conocida propuesta de crear "una instancia informal de coordinación, respetuosa con la independencia de la Banca Central Europea".

Además de dar luz verde para la creación de comisiones conjuntas encargadas de establecer terrenos comunes de cooperación industrial, particularmente en el terreno de la construcción aeronaútica y el transporte aéreo, ambos países ratificaron su propósito de construir la línea ferroviaria de alta velocidad que debe facilitar el transporte de viajeros y mercancias entre Lyón y Turín.

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