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Entrevista:

'No me basta con fabricar 'thrillers' más o menos eficaces, me interesa el factor humano"

A sus 59 años, Lawrence Block se gana muy bien la vida haciendo, lo que le gusta: escribir novelas policiacas. Partidario de una suave esquizofrenia literaria, dedica su tiempo a narrar las andanzas de dos personajes muy distintos cuyas respectivas series tienen seguidores en todo el mundo. Una de ellas tiene por protagonista a Bernie Rodhenbarr, un ladronzuelo con sentido del humor cuyas aventuras comparten el tono de aquellas comedias policiales de los años treinta con William Powell y Myrna Loy inspiradas en El hombre delgado, de Dashiell Hammett. La otra, mucho más dura y densa, se centra en el proceso de redención de Matt Scudder, un ex policía que va a reuniones de Alcohólicos Anónimos mientras intenta poner un poco de orden en las malas calles de Nueva York. En España, a Bernie lo edita Plaza y Janés y a Matt, Emecé.Una de las cosas que más interesa a los lectores de Matt Scudder es que su héroe crece con ellos. Lejos de los inamovibles Jules Maigret o Reg Wexford, hijos predilectos de Georges Simenon y Ruth Rendell, Scudder el un hombre que evoluciona libro a libro. En sus 13 aventuras hasta el momento, Matt ha superado la muerte accidental de una niña que le apartó del cuerpo, ha dejado atrás el alcoholismo y ha acabado formando algo parecido a una familia con una ex prostituta que le quiere de verdad. "Mucho me temo que a este paso, Matt se va a convertir en el protagonista de una comedia de situación", bromea Block cuando se le pregunta por la evolución humana de su personaje; "pero espero evitarlo. Lo que pasa es que a mí no me basta con fabricar thrillers más o menos eficaces. Me interesa el factor humano".

Mucha gente ha pensado que Scudder era el alter ego de su creador, pero Block matiza esa opinión: "Cuando me inventé a Scudder, a petición de mi agente, que creía en las virtudes comerciales de las series, yo no estaba pasando por mis mejores momentos. Me acababa de divorciar y vivía en un hotel costroso como el de Matt en un barrio no muy bueno de Manhattan. Así que metí parte de mí en mi personaje, pero sólo parte, que conste".

A pesar de su potencial cinematográfico, Scudder sólo ha sido llevado en una ocasión a la pantalla: "Hollywood es como es y hace lo que hace. Cuando decidieron adaptar Ocho millones de maneras de morir, la novela en la que Matt deja de beber, hicieron algo insólito: trasladar la acción de Nueva York a Los Ángeles. Estuvieron a punto de cambiar el título porque no les gustaba, y tal vez la película hubiera quedado mejor con un título como Ocho millones de maneras de ir en coche. Pusieron en el papel protagonista a Jeff Bridges, que es un buen actor, pero es demasiado saludable, demasiado californiano para fabricar un Scudder creíble. Pero hay que reconocer que la película no estaba mal del todo. Ahora quieren volver a la carga con Scudder, concretamente con Un paseo entre las lápidas. Aún no está claro el actor principal, pero creo que alguien que da muy bien el físico de Scudder es Nick Nolte".

Además de una excelente serie de thrillers, la saga de Matt Scudder es un fresco soberbio de la ciudad de Nueva York, a la que Block llegó de joven procedente de su Buffalo natal. ¿Ha necesitado mucha investigación para fabricar esa ciudad por la que Matt se mueve como pez en el agua, siempre rodeado de unos secundarios estupendos?: "Mi relación con Nueva York es de amor-odio, con más amor que odio. Sé que es un tópico, pero creo que se trata de una ciudad muy estimulante. ¿Investigación?. Suelo limitarme a pasear, a mirar, a hablar con la gente. Pero eso fue hace tiempo: desde que han convertido Times Square en una sucursal de Disneylandia ya no hay gente tan interesante".

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