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Alarma en Interíor al confirmarse que ETA tiene un grupo estable en Andalucía

El Ministerio del Interior expresó ayer su alarma tras la confirmación de que ETA tiene un comando estable en Andalucía con base en Granada, desde donde opera por toda la comunidad autónoma. La sospecha sobre la existencia del comando surgió a raíz del atentado frustrado contra el alcalde y un concejal del PP de Rincón de la Victoria (Málaga). El director de la Policía, Juan Cotino, que se reunió con todos los mandos policiales de Andalucía, confirmó que ETA "dispone de una infraestructura estable e importante" en la región. El objetivo más probable del atentado eran unos depósitos de 22.000 litros de propano de Repsol, empresa a la que Interior avisó hace una semana de que estaba en el punto de mira de ETA.

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El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, indicó que el atentado fallido de Granada era una respuesta de ETA a la desarticulación del comando Vizcaya, y pidió a los ciudadanos de Granada y a los andaluces que tengan confianza en las fuerzas de seguridad. "No hagamos cosas raras y no les demos bazas a los terroristas", dijo el ministro, en referencia a que no se amplifiquen sus acciones.Ha sido el último atentado fallido en Granada el que ha confirmado la sospecha de un comando estable. Un fallo en el sistema de detonación de al menos una docena de lanzagranadas motivó que los terroristas abandonaran un vehículo con 10 kilos de amosal y provocaran su explosión en la madrugada de ayer produciendo dos heridos leves y daños en varias viviendas. Los terroristas no lograron su objetivo de perpetrar una gran matanza gracias a la sangre fría de José Antonio Sola Rodríguez, de 22 años, que descubrió el coche de los terroristas.

Éste estalló a primeras hora de la madrugada de ayer (a las 00.55). Estaba situado a unos 200 metros de una plaza donde se celebraba una verbena popular, y a 400 de la comandancia de la Guardia Civil. "Como mínimo hay un comando informativo que conoce la ciudad, las costumbres y hasta las fiestas de los barrios", declaró ayer el alcalde de Granada, Gabriel Díaz Berbel (del PP), quien reconoció que desde hace dos semanas él y otros personajes de la vida política e institucional tienen escolta permanente.

Cotino declaró que uno de los posibles objetivos etarras era la 211 Comandancia de la Guardia Civil. Pero este cuartel está demasiado alejado, según expertos antiterroristas, que tienen la sospecha de que el objetivo eran unos depósitos con 22.000 litros de propano, sitos a unos 100 metros de donde los etarras dejaron el coche con las granadas. Fuentes policiales aseguraron que Interior alertó hace una semana a la empresa Repsol de que sus instalaciones estaban en el punto de mira de ETA.

Los terroristas detectaron un fallo en el sistema de detonación de los lanzagranadas y decidieron abandonar el coche donde lo descubrió Sola. Según Cotino, aprovecharon el comienzo del curso universitario y la avalancha de nuevos estudiantes que alquilan pisos en Casería de Montijo, donde se produjo la explosión, para moverse sin despertar sospechas.Fuegos artificiales

Los vecinos del barrio confundieron el estallido fortuito de una de las granadas con los fuegos artificiales con que despedían sus fiestas. Hasta cerca de la una, cuando explotó el coche -un Fiat Uno, matrícula de Madrid, robado hace una semana en la localidad granadina de Los Ogíjares-, no se percataron de que la explosión que escucharon al filo de medianoche no era una traca.La policía seguía ayer la pista a dos hombres, de unos 40 años, que un taxista condujo al barrio hacia las 23.30 del domingo. El automóvil se encontraba en el Camino de Víznar, separado por un alud de 10 metros de desnivel, de a calle Doña María Manuela. Los terroristas habían colocado sobre el vehículo 12 tubos de lanzamiento con otras tantas granadas conectados en paralelo por un cable a una batería situada en los asientos delanteros. No se produjo una matanza porque antes de la explosión del coche, José Antonio Sola, de 22 años, voluntario de la Cruz Roja, llegaba a Casería de Montijo en busca de su novia y aparcó el coche junto al de los terroristas. Le llamó la atención un vehículo con la luna trasera destrozada que había más adelante del suyo. Era el de Conchi, su novia. Le pareció muy extraño e intuyó que algo iba mal. Mientras su novia avisaba a la Policía Local, él volvía al lugar de los hechos y provisto de una linterna inspeccionó el coche de los terroristas. Le bastó con quitar unas bolsas para descubrir en el techo los tubos de lanzamiento.

Tras avisar al 091, José Antonio puso en práctica sus conocimientos de voluntario de la Cruz Roja. Detuvo a los automóviles que circulaban por allí y desalojó a unas 40 personas de los bloques de viviendas más próximos, lo que le costó trabajo porque no creían lo del atentado y optó por decir que se trataba de un escape de gas. La policía llegó pasadas las 00.30 y acordonó la zona. Poco después, a las 00.47, un individuo que dijo hablar en nombre de ETA anunció que el coche estallaría en pocos minutos. La explosión, en efecto, se produjo, y José Antonio y un policía nacional resultaron con heridas leves por la onda expansiva. 80 vecinos de los tres bloques afectados pasaron la noche en casa de familiares o amigos, o en la parroquia de la Merced.

La explosión dispersó las granadas por un radio de 50 metros. La búsqueda de los artefactos que no estallaron se prolongó hasta la tarde. 10 de ellos cayeron en los jardines de la urbanización y en el tejado de un edificio.

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