Juanjo Puigcorbé prefiere el personaje que "se busca a sí mismo"

El actor Juanjo Puigcorbé (Barcelona, 1955) pertenece a ese tipo de personas que les va la charla. Da igual que se hable de cine, los perros o de filosofía del éxito. Y lo mismo con la interpretación. Ha tocado todos los registros. El viernes se estrenó No se puede tener todo, de Jesús Garay, una comedia de enredo donde interpreta al típico urbanita cuarentón incapaz de asumir sus responsabilidades. Afirma que su personaje favorito es "el que se busca a sí mismo"

El actor tiene pendiente de estreno dos películas de cine negro -Al límite y Zorte- en las que interpreta a un asesino y a un inspector de la Ertzaintza. Y entre sus proyectos de futuro se cuenta interpretar al detective Carvalho, un ambicioso proyecto que incluye el rodaje de seis películas en una coproducción francesa, italiana y española para Tele 5.Puigcorbé se encuentra de paso por Madrid. Como en otras ocasiones, cuando le ofrecieron interpretar al Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, lo primero que pensó fue en la historia. Es así como escoge sus papeles. "Si lo que cuentan me interesa, me quedo con el papel; luego veo si me gusta el personaje; después, quién lo dirige, quién los produce y quiénes serán mis compañeros", asegura el actor, al que no le importa que en el rodaje de Carvalho intervengan dos directores italianos, dos franceses y dos españoles. De momento sólo sabe que Mariano Barroso dirigirá una de las seis películas previstas, pero a Puigcorbé le encanta. Guarda un excelente recuerdo del rodaje de Mi hermano del alma.

Tras 20 años en una profesión que inició con La orgía, de Francés Bellmunt, también coguionista, a Puigcorbé ya no le sorprende lo que se escribe sobre él.

Géneros

"Cuando una película tiene cierta repercusión tienden a encasillarte en ese género. Yo he leído que soy el típico actor de filmes históricos o que lo que me va es el drama". A él personalmente lo que de verdad le motiva es el reparto de teatro romántico, "esos personajes que tienen algo de abismal y que se buscan a sí mismos". Nada que ver con el personaje de Jordi, su papel en No se puede tener todo, una comedia de esas que acaban bien, en la que interpreta a un cuarentón que va eludiendo todos los compromisos que le presenta la vida hasta que llega el día en que tiene que tomar una decisión. Y nada que ver tampoco con su propia situación personal. "No me di cuenta de la crisis de los cuarenta. Si la he vivido ha sido de manera muy poco intensa. Ha coincidido con mi separación, pero creo que eso está superado. Entiendo que es una edad muy buena para hacer cosas, aunque en mi caso tendría que hacer más deporte".

No cree en eso del método para los actores, pero él tiene una muy peculiar manera de preparar sus papeles: "Primero, hay que interpretar lo que pone el guión, ver por dónde va, qué le pasa al personaje y qué oculta; la otra sería el oficio en sí, que es actuar, mover el personaje en el espacio usando la voz y los gestos para explicar lo que quieres y, finalmente, la parte ineludible y la más bonita de la profesión que el juego".

Tiene proyectos y más de una oferta para pasarse a la dirección de actores, pero nunca encuentra el momento de ponerse detrás de la cámara. Para dirigir hay que parar al menos un año y aún no ha tomado esa decisión. "Las cosas deben madurar por sí solas, yo que soy bastante agrícola creo la fruta se recoge justo antes de que los pájaros se la coman". Lo que sí ha decidido ya es que le gustaría rodar una historia de amor, aunque aun no ha decidido si con final feliz.

Cuando el trabajo le deja tiempo libre, Puigcorbé, que habitualmente interpreta al prototipo de urbanita, se refugia en su masia del Penedés, donde vive con siete perros. Le sirve como terapia.

Vive tan deprisa y con actividades tan variadas que el campo le da "estabilidad". No aprovecha la tranquilidad del campo para ensayar nuevas interpretaciones. "Los papeles se preparan encima, se llevan dentro estés donde estés".