"Todas las noches creo que vienen a matarnos"
Relato de los testigos de la matanza de Bantalha, en la que 250 hombres, mujeres y niños murieron degollados
"En el momento en que oí los aullidos de los lobos, supe que los terroristas nos iban a atacar; envié a mi hijo a avisar a la Gendarmería y después, con mis hijos, huimos".Atontado, aún bajo un estado de choque, Abdelkrim relata con dificultad el suplicio de Bentalha, un barrio popular de los alrededores de Argel. El lunes por la noche, hacia las 11, después de hacer saltar la energía eléctrica, varios grupos de terroristas se lanzaron al asalto de esta comunidad vecina de Baraki, arrollando a la débil milicia de autodefensa.Los habitantes, equipados con unas cuantas escopetas de caza viejas, no aguantan mucho tiempo frente a las armas automáticas de los asaltantes. Muy rápido, éstos consiguen infiltrarse en el interior de los edificios y comienza la matanza. Hombres, mujeres y niños son degollados, uno tras otro. Algunas familias consiguen huir, mientras que otras deben su salvación a las puertas blindadas . . Sólo a las dos de la mañana, tropas del Ejército llegan al lugar de los hechos y fuerzan a los terroristas a emprender la huida poco antes del alba. Cuando los equipos de protección civil llegan hasta el lugar, descubren una auténtica carnicería. La evacuación de los heridos se hace a los hospitales Mustapha y Zemirli, mientras que la escuela se convierte en morgue provisional. Durante toda la jornada del martes, dos excavadoras hidráulicas requisadas por las autoridades cavan fosas comunes para sepultar los cuerpos a montones.
"Dos de mis obreros vienen de Bentalha. Uno de ellos resultó herido en el vientre por un tiro esta noche, su hermano me ha telefoneado para decirme que acaba de caer", cuenta Djamel, empresario de trabajos públicos en la Mitija antes de añadir: "El otro consiguió escapar; sólo volvió por la mañana para enterrar a sus vecinos"..
Al final de la mañana, un comunicado del Ministerio del Interior anunciaba por la televisión un resultado provisional de 85 muertos y 67 heridos, entre ellos 31 graves. Mientras, los testimonios recogidos por los supervivientes hablan de 250 víctimas. Una cifra que también mantiene la prensa independiente.
Varias hipótesis se han lanzado para explicar esta matanza. La comunidad de Bantalha fue una de las últimas en aceptar la formación de las milicias de autodefensa debido a sus lazos estrechos con el Grupo Islámico Armado (GIA). Se trataría, por tanto, según ciertas fuentes, de represalias encaminadas a castigar la deserción de un barrio antaño acostumbrado a dotar de apoyo y logística a los grupos armados. Hay que recordar que las matanzas de Rais y de Beni-Messous, cometidas hace tres semanas, golpearon también a poblaciones que en 1991 votaron masivamente al Frente Islámico de Salvación (FIS), hoy ilegalizado.
Otra explicación atribuye a un clan del poder, dividido, estas matanzas. Está claro que las matanzas están desestabilizando fuertemente la posición del presidente Liamin Zerual y de su primer ministro, Ahmed Uyahia. Y, en efecto, el horror de Bentalha tiene lugar al día siguiente de una alocución televisada del jefe del Ejecutivo en la que tuvo cuidado de relativizar la actividad de los grupos terroristas y la amplitud del terror. Todo, además, en un fondo de rumores de golpe de Estado que,- sabiamente difundidos, recorren la ciudad.
Aunque la tensión había disminuido un poco en los últimos días, el miedo ha reaparecido bruscamente en los rostros. La dimensión de la matanza deja desamparados a los argelinos. Un auténtico clima de psicosis se ha instaurado, y cada uno piensa que será una de las próximas víctimas.
"Todas las noches, creo que pueden venir a degollarnos; yo no tengo más que un sueño: salvarme de este país de locos", afirma una joven informática presa del pánico que vive en Hydra, un barrio residencial respetado hasta el momento. En los barrios periféricos, en Bouzareah, Kouba, Annaser, los habitantes organizan durante la noche turnos de vigilancia para no ser sorprendidos por comandos de terroristas. Los medios de defensa de estas gentes parecen irrisorios, a tono con las barriadas desheredadas: sirenas para dar la alarma, mangos de azadas, sables, algunas armas de la guerra de la independencia...lo es . esencial es no dejarse matar sin resistencia.
Este clima alimenta todos los rumores. El más sorprendente afecta a los grupos de Ghadiboune ala Allah (los que están encolerizados contra Dios).Los miembros de esta secta satánica, supuestamente, se han rebelado contra un Dios que les ha negado la victoria; el cráneo y la frente rapada, el extremo del índice derecho cortado -el dedo que se utiliza para recitar la profesión de fe islámica- aterrorizan al interior del país para expandir el terror. ¿Un fantasma delirante provocado por el pánico o una realidad sintomática de la crisis que atraviesa el país? Nadie parece preparado para responder con certeza a esta cuestión, pero una cosa parece clara: un buen número de argelinos están convencidos de que gran parte de estos asesinatos son suyos.
Otra realidad se impone poco a poco: mientras que los argelinos son históricamente altivos en lo que respecta a la soberanía nacional, que les ha sido puesta en cuestión, cada vez más voces reclaman una intervención de la comunidad internacional y la creación de una comisión de investigación sobre las matanzas. Una propuesta hecha por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha sido rechazada con vigor, por el momento, por las autoridades.
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