El toro nulo

El principal hallazgo del toreo moderno quedó corroborado sobre el negruzco albero logroñés: el toro nulo. Este sucedáneo se define porque no es nada. Él sólo sabe que ha nacido para plantarse en el ruedo como un marmolillo y de ahí no lo mueve nadie. Nueve de estos especímenes franquearon la puerta de chiqueros y los nueve cumplieron a rajatabla la máxima de antes quieto que emparedado.La bravura y la casta, adjetivos que desde siempre han definido la fiesta, sólo se pueden degustar algunos días raros en que las figuras actuales, acaparadoras de contratos y bajonazos, deciden hacer el paseíllo en sus fincas, para sus amigos.

Cuando son ellos los que salen anunciados en carteles encabezados como "fabulosa corrida de toros...", pues nada. Allí se plantan el toro nulo, el moderno ganadero y el apoderado eficaz con teléfono móvil y brillantina. En el festejo de ayer Joselito dio dos vueltas al ruedo detrás de un toro nulo que no se plantó, que sólo quería chiqueros. En un pase incluso lo cogió del rabo para intentar mantenerlo imantado a su muleta. Lo del cuarto no pasó de ser un simulacro de lidia ante un buey claudicante.

Víctor Puerto, que tuvo el mejor toro, estuvo vulgarote y superficial. No se cruzó aunque ligó, al menos, cinco tandas de derechazos. Con el sobrero quiso demostrar valor y se metió en los pitones en vez de citar de largo.

A Rivera, en el tercero le gritaron por no cruzarse y por presentar la muleta haciendo zapping. En el sexto siguió perfilero y le volvieron a gritar. Debía de estar sordo, porque ni se inmutó.

La feria matea entró en barrena desde que se asomaron las figuras.

Barrera, cinco orejas

Vicente Barrera lidió ayer cuatro toros en Algemesí (Valencia), y cortó cinco orejas, informa Efe.

Pozoblanco (Córdoba). Toros de Guardiola. El Tato, ovacionado., Pedrito de Portugal y Morante de la Puebla, ovación y oreja cada uno.