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El salvadoreño acusado de los atentados de La Habana admite pertenecer a una red terrorista

El Ministerio del Interior de Cuba presentó el lunes, en un programa especial de televisión, al ciudadano salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León, quien está acusado de ser el autor material de los últimos seis atentados terroristas perpetrados en La Habana entre el 12 de julio y el 4 de septiembre contra otras tantas instalaciones turísticas. Una de las explosiones costó la vida al empresario italiano Fabio di Celmo. Cruz León, de 26 años, apareció ante las cámaras con semblante relajado y buen aspecto, y reconoció con pasmosa serenidad ser el responsable único de los atentados. El espionaje cubano acusó a los anticastristas ubanos radicados en Miami, de estar tras os ataques terroristas.

En su comparecencia ante las cámaras, Cruz León admitió que formaba parte de una red terrorista dirigida desde el exterior, algo por lo que puede ser condenado a la pena de muerte. Ex soldado salvadoreño que durante algún tiempo fue guardaespaldas del cantante de rock Ricky Martin, Cruz León negó con vehemencia cualquier contacto o vinculación con cubanos residentes en la isla para realizar los atentados."Me enviaron con suficientes métodos modernos para garantizar mi seguridad y no contactar a nadie acá en Cuba. Venía solo y me iba solo", dijo, apuntalando la tesis del Gobierno cubano, que desde el inicio de la campaña de bombas ha asegurado que los responsables de los atentados y los medios empleados proceden de Estados Unidos.

En un breve documental realizado por el Ministerio del Interior, Cruz León explicó en la práctica cómo introdujo en Cuba el explosivo plástico tipo C-4 dentro de un televisor portátil, que manipuló ante las cámaras de la televisión. Dio también detalles del tipo de detonador y del mecanismo de relojería que utilizó -una calculadora Casio- para sincronizar la explosión de las bombas, así como las rutas para entrar y salir de Cuba, siempre a través de San José de Costa Rica y Guatemala.

El ex militar salvadoreño aseguró que entró por primera vez en Cuba el 9 de julio. Entonces introdujo el explosivo en el tacón de sus zapatos. Tres días más tarde, confesó, puso dos bombas en los hoteles Nacional y Capri de La Habana, y el 14 de julio salió de la isla. Cruz León afirmó que el 31 de agosto volvió a Cuba con la misión de realizar nuevos atentados, cosa que hizo el 4 de septiembre en los hoteles Tritón, Chatteau Miramar, Copacabana (donde murió el turista italiano) y el restaurante La Bodeguita del Medio. En esa ocasión utilizó un televisor portátil para introducir el explosivo en la isla.

Cruz León, quien fue detenido el mismo día que estallaron las últimas bombas, confesó que había recibido entrenamiento y que cobraba 4.500 dólares (casi 700.000 pesetas) por cada explosivo colocado, pero no aportó datos concretos sobre las personas o la organización que estaban detrás de la red terrorista. "En San Salvador se me encomendó la misión de venir a colocar estos artefactos explosivos en cierta cantidad de lugares turísticos para causar el pánico", dijo únicamente. Sin embargo, en el mismo programa televisivo, el coronel de la Contrainteligencia (espionaje) Adalberto Rabeiro sí acusó directamente a la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), que preside el millonario anticastrista Jorge Mas Canosa, de estar detrás de los atentados.

La FNCA hizo público ayer un comunicado en Miami en el que negaba cualquier relación con los atentados y aseguraba que "Fidel Castro debe mentir acerca de las bombas" porque no se atreve a decirles a los cubanos la verdad: "Que alguien dentro de Cuba le está desafiando".

Pena de muerte

Rabeiro dijo que el Gobierno cubano poseía informaciones y "elementos que no dejaban lugar a dudas" de que Cruz León formaba parte de una red vinculada al terrorismo anticastrista y al narcotráfico que actuaba desde El Salvador, que recibía suministro y estaba "organizada y pagada" por la FNCA. El alto oficial cubano rehusó dar más detalles arguyendo que esto podría perjudicar las investigaciones que se realizan. "De momento no es conveniente revelar al enemigo lo que sabemos y cómo lo sabemos", dijo.

Rabeiro no se refirió a quién podía ser el responsable de la colocación de las otras tres bombas colocadas en el hotel Meliá Cohiba este año -una de las cuales no llegó a estallar-, aunque dijo que tanto el material explosivo empleado como el modus operandi utilizado por los autores de dichos sabotajes permitían pensar que se trataba de la misma red terrorista. Sobre la posible condena que podría ser impuesta a Cruz León, Rabeiro fue tajante: "Los delitos son terrorismo y sabotaje, y eso puede suponer sanciones de 10 a 20 años de cárcel, o pena de muerte".

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