La comunidad protestante reclama apoyo oficial para cuidar su legado arquitectónico
Buena parte del patrimonio arquitectónico está ligado a la religión. O más bien, a las religiones. Por eso, la comunidad protestante ha solicitado al Gobierno regional que,dentro de los acuerdos de colaboración en temas sociales y culturales, se les concedan ayudas para el arreglo de sus edificios históricos como las que recibe la Iglesia católica. El Consejo Evangélico de Madrid firmó un convenio marco en 1995 y recibe 15 millones anuales y negocia un plan específico para la rehabilitación de inmuebles como el colegio El Porvenir o los templos de Beneficencia y Noviciado.
El legado arquitectónico protestante incluye seis edificios: la iglesia del Redentor o catedral protestante, en Beneficencia, 18 (Centro); la iglesia del Salvador, en Noviciado, 5 (Centro); la iglesia de San Jorge, en Núñez de Balboa, 43 (Salamanca,); el colegio El Porvenir (Bravo Murillo, 85 (Chamberí); el cementerio británico, en Comandante Fontanes (Carabanchel), y la Casa de la Paz de El Escorial.Pedro Tarquis, secretario ejecutivo del Consejo Evangélico de Madrid, destaca que son cuatro los edificios con mayores necesidades de rehabilitación: las iglesias del Salvador y el Redentor, el colegio El Porvenir y la Casa de la Paz. Los tres están protegidos por su interés arquitectónico por la normativa municipal. La iglesia de San Jorge, con una feligresía adinerada, se mantiene desde hace 75 años sin problemas, y el cementerio británico tampoco precisa ayudas, según Tarquis, porque depende del consulado. "De los 15 millones que recibimos en 1996 para actividades culturales destinamos cinco para estos recintos, y con la subvención de este año, que acabamos de percibir (otros 15 millones), haremos lo mismo, pero las necesidades son mayores", explica.
"Lo que queremos no es ningún privilegio, sino algo que la Iglesia católica viene recibiendo desde hace años; no pretendemos equipararnos, pero sí que nos apoyen para mantener un patrimonio arquitectónico que es de todos los madrileños", añade. "Ahora ya recibimos un dinero, pero es graciable, y queremos abrir una vía estable de colaboración institucional para el arreglo de estos edificios, de ahí que negociemos un convenio específico", concluye Tarquis. En la región viven, según el consejo, unos 40.000 protestantes.
Con reparto para pobres
Uno de los edificios más deteriorados es la iglesia del Salvador, de estilo neomudéjar y construida en 1914 a partir de una donación. En su momento contó con una escuela y un dispensario médico. Ahora sólo subsiste, aparte del culto dominical, un servicio de ropero y reparto de comida para indigentes. Aunque el ladrillo visto de la fachada está pidiendo a gritos un lavado de cara, lo más deteriorado es el tejado, con tejas desprendidas y combadas, y humedades. Juan Varela, pastor de este templo presbiteriano (sin jerarquía eclesiástica), con unos 120 fieles, explica que con donativos van reuniendo fondos para hacer pequeños arreglos en el interior. "Vamos a invertir medio millón en cambiar las puertas de madera por otras de hoja metálica, pero para renovar el tejado harían falta 17 millones, dinero que no tenernos", añade. "Recibimos alguna ayuda exterior para programas sociales, pero no para el edificio, y del dinero que la Comunidad dio el año pasado al Consejo Evangélico sólo nos tocaron 500.000 pesetas", concluye Varela. Buena parte del interior del recinto presenta un aspecto avejentado, con gran desgaste en suelos, marcos y paredes. Pero lo peor son las goteras y la humedad provocadas por el mal estado de la cubierta.
También en el colegio de El Porvenir el problema fundamental está en el tejado. Este bello centro educativo, con aire centroeuropeo y estilos desde el neomudéjar hasta el neogótico, cumple este año su centenario. Aún sufre las secuelas de un grave incendio que hace dos años afectó al tejado de placas de zinc, que fueron sustituidas por uralita, más barata. Su gerente, Alberto Uyá, explica que el Ayuntamiento les obliga a reponer el zinc. "Es un edificio con un alto grado de protección arquitectónica, por lo que no se puede cambiar su aspecto original; reponer la cubierta de zinc cuesta 10 millones, cantidad que nos excede porque sólo el mantenimiento de un recinto tan grande es muy costoso", asegura. También sería necesario consolidar el ladrillo visto de la fachada, bastante desgastado.
"Creemos que si existen esas exigencias para salvaguardar el patrimonio también debe haber una vía normalizada de ayudas", añade. "El año pasado recibimos 3,6 millones del consejo, y con eso acabamos de pagar facturas del tejado; ahora esperamos que se abra un cauce normalizado de subvenciones a través del convenio que está en negociación", añade.
El colegio está concertado en los niveles de enseñanza obligatoria y en él están matriculados 250 niños. "En primaria sólo el 10% de los escolares son evangélicos, y en BUP, el 30%, sobre todo vienen chavales del barrio", concluye Uyá. Además de la belleza del edificio, otro de sus atractivos es el frondoso jardín. El caserón acoge cada domingo las preces de dos congregaciones evangélicas, una de ellas, de inmigrantes chinos.
Entre sus muros vive Elfriede Fliedner, nieta del fundador alemán del colegio, el pastor Federico Fliedner. A sus lúcidos 84 años, es un testimonio vivo de la historia del colegio. "Mi abuelo fundó el centro en 1897 gracias a una donación para mejorar el nivel educativo de los niños evangélicos, entonces muy bajo, que a menudo eran rechazados en las escuelas públicas por sus creencias; pero aquí hemos atendido a chiquillos necesitados de todos los credos", asegura. La época más dura fue la del franquismo.
Elfriede explica la razón del curioso aspecto centroeuropeo del edificio: "Mi abuelo no encontró a ningún arquitecto español dispuesto a levantar un edificio protestante y tuvo que recurrir a uno alsaciano que se le ofreció". El PSOE ha presentado una proposición no de ley para declarar este edificio bien de interés cultural.
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