Condenas de hasta 4 años para los implicados en la red francesa de videopornografía con menores
El principal implicado en el escándalo producía y realizaba las películas en Colombia
El Tribunal Correccional de París dictó ayer penas de 4 años de cárcel y multas de hasta 60.000 francos (1.500.000 pesetas) contra los implicados en la red conocida como "Toro Bravo", dedicada a la producción, realización, distribución y consumo de vídeos pornográficos con menores.El principal implicado, Juan-Manuel Vuillaume, de 46 años, era quien producía y realizaba las películas en Colombia, sirviéndose de menores de 18 años -el tribunal no ha podido probar que algunos de los muchachos vistos en la pantalla tuvieran menos de 15 años- a los que pagaba el equivalente de 55 francos (1.375 pesetas) para se dejasen filmar protagonizando actos sexuales.
El Tribunal ha definido a Vuillaume como una persona "cínica e inteligente" que se dedicaba a un comercio calificado de "violación moral" en la medida en que comporta "la explotación sexual de menores desfavorecidos". Vuillaume, que fue detenido el 10 de julio de 1995, quedará en libertad dentro de muy poco tiempo ya que uno de los 4 años de cárcel a los que ha sido condenado es con suspensión de pena y las reducciones hacen que ya casi haya cumplido los 3 restantes. Michel Caignet también ha merecido 4 años de prisión, pero en su caso la suspensión de pena es de 18 meses y la multa de 40.000 frs (un millón de pesetas). Caignet pasa por ser el distribuidor de las películas pornográficas.
El tercer gran acusado, Michel Meignez de Cacqueray, para quien el fiscal también había pedido pena de cárcel, en tanto que duplicador de cintas, queda en libertad por falta de pruebas. 61 compradores de cintas paidófilas también se han visto condenados pues el Tribunal no ha aceptado la tesis de "ignorancia de la edad" de los protagonistas sostenida por los abogados defensores. Sólo los compradores que borraron o destruyeron la cinta de vídeo al comprobar su contenido han sido considerados inocentes.
El catálogo de las Editions de La Muette era, según los jueces, lo bastante "explícito" como para que los compradores no pudiesen llamarse a engaño. El editor, bajo un discurso naturista, proponía la filmación de encuentros sexuales entre adolescentes o entre menores y adultos.
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