El nuevo Jesulín
Jesulín de Ubrique ha cambiado la moneda de su toreo. Aquel diestro de quehaceres toreros calcados de los trajines de Paco Ojeda, en el que él era el eje de la faena y el toro pasaba en torno a su figura, por delante y por detrás, se ha transformado en un espada más serio, con un temple asombroso y un toreo despegado y lineal, muy aburrido, pero que le da resultado. Como sigue siendo el tío listo y simpático de su anterior andadura, los públicos le jalean y las niñas se lo meriendan a besos.El de Ubrique ha triunfado en Colmenar, con dos faenas idénticas. A su primero, que buscaba sus querencias a las tablas, la supo aprovechar, sin salirse nunca a los medios, templando siempre, con descarado uso y abuso del pico y sin estrecheces. Tardó en hacerse con su segundo, poco castigado, pero al final lo metió en el cesto. En fin, un Jesulín que quiere torear más en serio pero que va a aburrir mucho a la afición.
Garrido/ Litri, Jesulín, Dávila
Toros de Diego Garrido, terciados, bien armados, mansos y manejables. 1º, descastado. 6º, bravo y noble. Litri: dos pinchazos y se echa el toro (silencio); aviso antes de matar, pinchazo, estocada corta tendida y descabello (silencio). Jesulín de Ubrique: estocada (oreja); estocada desprendida -aviso- y se echa el toro (oreja protestada) . Dávila Miura: pinchazo, media trasera, rueda de peones y descabello (aplausos y saludos); estocada trasera (dos orejas). Jesulín y Dávila Miura salieron a hombros.Plaza de Colmenar Viejo, 31 de agosto. 2ª corrida de feria. Cerca del lleno.
Dávila Miura, con otro sentido más clásico y ortodoxo, se alzó también con el triunfo. Aprovechó las excelentes condiciones del sexto para hacerle una faena en los medios, a base de derechazos, sin emplear la mano izquierda y rematada con recortes, pases de la firma y muletazos garbosos. Se volcó tras el acero y este arrojo a la hora de la verdad contribuyó, más que la faena, a abrirle la puerta grande.
En el tercero intentó también Dávila Miura el toreo de las buenas maneras, pero el toro, un manso que quería irse y terminó aquerenciado en toriles, le punteó mucho la muleta y el trasteo salió muy destemplado.
Mucho baile
Litri estuvo con las pilas descargadas y el animo por los suelos. Con el que abrió plaza, un manso que esperó en banderillas y se quedó hecho un marmolillo, cuando tomaba el engaño topaba más que embestía. El de Huelva le atizó unos derechazos con mucho baile y al final se decidió a machetearlo.
Con el cuarto lo intentó y no pudo. Le ahogó la embestida, se enrabietó a ratos, ratoneó en otros. Y, de repente, dibujó un derechazo de suerte cambiada. A lo mejor lo sabe hacer.
Dávila Miura sustituía al anunciado José Tomás, que se cayó del cartel con el pretexto de un tobillo averiado. Algunos maliciosos murmuraban que la seriedad de los pitones de una corrida en puntas a lo mejor tenía algo que ver.
Babelia
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